3:"El viaje a Rusia"

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(Belinda)

Estoy tan emocionada que estoy despierta desde las 5 a.m, no e podido dormir con tanta alegría, todo es tan irreal que no lo creo, por fin viajaré a Rusia no podría estar más feliz.

— ¿Dónde están los pasaportes?¿tienen todo lo necesario? ¿ya están listas? — las preguntas de mamá se escuchaban por toda la casa.

— Mamá, mamá tranquila ya tenemos todo vámonos — le dije y nos pusimos en marcha, nos subimos a el auto y fuimos directo al aeropuerto.

Antes de salir el timbre sonó y mi mamá me puso ir a abrir, para mí desgracia era el hombre que menos quería ver.

— Buenos días mía — dice Alonso saludándome con una sonrisa.

— ¿Que haces aquí? — digo con desagradó.

— Veo que ya te vas, ¿Y no fuiste mía? Eso sí  es malo, pero tranquila lo podemos arreglar — dice acercándose a mi y yo retrocedo.

— Oh Buenos días Alonso — dice mamá.

No le quise decir a mamá lo sucedido con el así que ella no sabe.

— Buenos días señora ¿La ayudó en algo? — se ofrece el.

— Si a llevar estás cajas y cosas al auto por favor — indica mamá.

El muy obediente lo hace y al pasar a mi lado susurra: "Nos vemos mía"

Espero que no, pienso con odio.

Cuando ya todo estaba listo y el odioso de Alonso fue a expandir su veneno por otro lugar. Emprendimos camino a el aeropuerto.

Durante el camino recordé todo lo que he vivido aquí, en mi país, nunca me podré sentir más orgullosa de haber nacido acá, pero me iría de viaje por un largo tiempo, después volvería y estaba tan feliz, pero triste, mis amigos quedaron de vernos en el aeropuerto y así pasaron la hora y media hasta llegar al aeropuerto.

Cuando llegamos nos bajamos del auto (que mis tíos llevarían a la casa) y ví a mis amiga, cuando me baje nos abrazamos por rato, y Sam de los suyos, y mi madre de sus amigos.

— Te voy a extrañar mucho mi linda — me dijo Sophia casi llorando.

— Yo igual — dijo Valeria y me abrazaron.

— Yo también las voy a extrañar mis desquiciadas — les dije y nos separamos, ya era hora de irnos.

Antes de terminar de separarme de ellas, Valeria me tomo por el brazo y murmuró en mi oído:

— Me cuentas todo sobre algún hombre jodidamente sexy de allá, y si es para mí; mejor — dijo con emoción y ahora entienden porque las llamo desquiciadas.

Siento un asco al ver a otra persona de quién no esperaba: Alonso.

El viene caminando y sonriente, lo detesto, pero nada va a arruinar mi felicidad.

— Hola mía ¿Ya te vas? — pregunto con una sonrisa en su rostro.

— Buenas días Alonso. Y si, es obvio — se que le molesta que le hable con educación.

No es mi culpa que yo si tenga y el no, su sonrisa se borra al instante y la mía aparece.

— No me hables así mía — dice con los ojos cerrados.

— Que no tengas educación no es mi culpa — digo para irme dejandolo solo.

El aprieta los puños y yo sigo, lo aborrezco. Simplemente lo ignoro y sigo mi camino, no voy a permitir que el arruine mi día.

La Magia de la Mafia © [La Mujer del Mafioso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora