(Madre, Scarlett González)
Al abrir la puerta de mi casa todo está normal como cualquier otro día del año, la primera en venir a saludarme es Samantha, la recibo con los brazos abiertos para darle un fuerte abrazo.
— Hola mamá, por fin llegaste ¿Cómo te fue? — pregunta con una sonrisa en su rostro hermoso abrazándome.
— Hola mi sam, bien ¿y a ti? ¿Dónde está tu hermana? — respondo con una sonrisa y la rodeo con mis brazos.
— Bien, bien, mi hermana fue a comprar jamón y queso para hacer la cena — dice sonriendo.
— Me alegro sam, ¿pero yo no había dejado bastante jamón y queso está mañana? — pregunto, porque bien recuerde yo dejé bastante.
— Jeje si mamá pero es que me dió por querer hacerme un sándwich, que después pasó cómo a díez y así — me dice sonriendo como si no fuera hecho nada, puede estar delgada pero come más que un obeso.
— Bueno, te lo dejó pasar pero no lo vuelvas a hacer — digo apuntandola con el dedo índice acusatoriamente y siguiendo hasta llegar al comedor de la casa, dejando las bolsas que traía.
— ¿Qué es eso mamá? — me pregunta viendo las bolsas.
— Ven y descúbrelo tu misma — digo a lo que ella viene corriendo.
Su cara de asombro por haberle traído gomitas de sus favoritas es la mejor, viene corriendo y me abraza.
— Gracias, gracias mamá eres la mejor mamá del mundo — me dice a lo que yo río por sus palabras.
Cuando de repente la puerta de entrada se abre y deja ver a mi bebé, mi última hija.
— Mamá — viene hacia mi casi gritando y abriendo los brazos.
— ¿Cómo te fue?.
— Bien mi niña ¿y a ti? — respondo y le hago una pregunta.
— Super bien mamá — me dice y yo sonrió.
— Mira lo que te traje — le digo señalando la bolsa en el comedor.
Ella se acerca a abrirla, y cuando ve lo que trae dentro su carita cambia a alegría máxima y me abraza.
— Gracias mamá, gracias — me termina por dar unos besos en las mejillas.
— De nada mis niñas, todo sea por mis tesoros — digo abrazandolas a ambas.
Sam comienza a comer de sus gomitas, mientras me habla de todo lo que hizo hoy, mientras que beli está colocando en vasos distintos helado para compartir con todas y nos entrega nuestro vaso cuando ya todo está hecho. Cuando ellas terminan de contarme su día me toca a mi.
— Bueno mis niñas me toca contar mi día a mi — les digo para que me presten atención — Hoy fue un día muy bueno en el trabajo, me ascendieron de puesto para uno mucho mejor, en el que la paga será mejor, pero... — me quedo algunos minutos en silencio para aumentar el suspenso entre nosotras.
»Es en otro lugar, para que mejor me entiendan es en otra parte del mundo, ¡RUSIA! — les digo sonriendo al cual mi niña sonríe y Samantha se queda como una estatua.
— No mamá, yo no puedo ir a Rusia tengo toda mi familia, mis cosas, mis amigos aquí, no tengo absolutamente nada allá. Yo no me pienso ir de aquí — dice levantándose bruscamente de su lugar y alzando la voz.
— Pues la verdad Samantha nos vamos todas de aquí, te guste o no, nos vamos. Yo no te pienso dejar aquí o te puedes quedar aquí, y si te quieres quedar, tendrás que buscar trabajo y un lugar donde vivir porque yo no te voy a seguir manteniendo si te quedás. Tendrás que independizarte y sumar tus gastos — le digo para que entienda, se que esto pasaría, así que estaba pensando en que decir.
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La Magia de la Mafia © [La Mujer del Mafioso]
Random¿Dónde comienza la magia de las cosas? No lo sabes, pero sabes que en todo hay una pizca de ella, y cuando comience te darás cuenta que será la magia de la mafia. ¿Creerías que toda tu vida cambiaría solo por un viaje? Yo sí, y la mía fue así. Soy...