(Damián)
— Bueno pequeña ángel, es hora de hablar y explicarte algunas cosas — le digo y por su expresión se ve que no quería llegar al tema.
Se ve algo incómoda. Agarro su mano y salimos de el planetario; la dirijo hacia un sofá para poder hablar con ella.
— Pues... — dice ella sin poder pronunciar una palabra.
¡Joder! Te aseguro que cuando te la este metiendo no vas a estar así.
— Oye — le digo y coloco una mano para levantar su mentón y que me vea — Se que eso de vamos al cuarto sonó mal, pero, yo con ella no tengo nada. Te lo prometo — le digo acercándome un poco a ella.
— No lo sé Damián. Tu y ella se fueron y nadie te hacía irte de mi lado, pero llegó ella y... — sus ojos se tornan quebrados y brillosos por las lágrimas.
— Ve pequeña ángel. Ella es mi secretaria y la habitación, es la habitación de juntas, mi padre es un empresario y yo voy a tomar su lugar — le digo mientras le subo el rostro para que me vea, y le muestro las grabaciones de las cámaras.
Ahí ella ve las horas que pasan y yo estoy ahí sentado, y mi secretaria a un lado. Poco a poco la tensión y la incomodidad del ambiente se va disminuyendo; ella deja de ver la grabación y le voltea a ver.
— Ves pequeña ángel, yo solo fuí a una junta y esas cosas. No es nada de lo que piensas — le digo y ella asiente como mi sumisa.
— Pero ¿Por qué te quedaste pensando antes de irte? — me pregunta con su tono de inocencia que me encanta.
— Porque la junta era importante, pero también tenía que resolver el problema en el colegio. El cual mi padre lo hizo por mí — le termino por decir y ella asiente — ¿El problema está solucionado?
Tarda unos segundos en responder, joder esta mujer.
— Sí, ya todo está bien Damián — me dice y la beso con toda la posesividad que un hombre podría llegar a tener.
Es mía, solo mía.
Mía.
Mientras nos besamos la agarro de la cintura para dejarla sobre mí y pegarla totalmente a mi cuerpo. La beso con intensidad y pasión. En serio estos labios me hacían falta, son míos. Solo míos.
Me separó lentamente de ella hasta ver sus labios hinchados por el beso, y después sus ojos. Nuestras respiraciones están agitadas por el beso, pero es lo mejor tenerla sobre mí, con los labios hinchados sabiendo que yo soy el causante de eso. Mis manos en su diminuta cintura y su mirada conectada con la mía. Esa es la sincronización perfecta, ella es mía solo mía, y todos lo sabrán. Me volví tan malditamente posesivo con ella, que siento la necesidad que siempre esté conmigo, que yo sea el hombre que la rodea; que yo sea el único que este entre esas perfectas y delicadas piernas, mías. Su cuerpo está moldeado a la perfección, sus imperfecciones se volvieron mi obsesión y ella mí adicción.
Eso es ella para mí.
Ella es para mí.
— Ven vamos — le digo estendiendole una mano.
Caminamos hasta una habitación y la veo ponerse nerviosa por el hecho de estar ahí, la dirijo hacia el armario y escogí un bikini color negro que combina con ella. Me mira sin entender nada aún, pero tiene la pequeña certeza sobre de que se trata.
— Es para irnos a bañar a la playa pequeña ángel — termino de completar lo que estaba pensando.
— No lo sé Damián — dice indecisa.
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La Magia de la Mafia © [La Mujer del Mafioso]
Random¿Dónde comienza la magia de las cosas? No lo sabes, pero sabes que en todo hay una pizca de ella, y cuando comience te darás cuenta que será la magia de la mafia. ¿Creerías que toda tu vida cambiaría solo por un viaje? Yo sí, y la mía fue así. Soy...