Capítulo extra 5

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8:40 p.m.

DANTE

Estaba ansioso. Me sentía feliz, pero a la vez triste y con mucha preocupación.
Entonces, Zoe salió del baño y al verla que venía llorando supe el resultado que el test de embarazo había dado.

— ¿Ha dado positivo, no es así?
— pregunté y ella asintió con la cabeza.
Se acercó a mí y me dio un abrazo.

Zoe: — Dice positivo — dijo y yo, al igual que ella, me puse a llorar.
— Mira, amor

Me dio la prueba y aunque quisiera ponerme al cien por ciento feliz, no pude.

Zoe: — ¿No estás contento?

— No, en realidad no — respondí y me alejé de ella.

Zoe: — ¿Eh? ¿Cómo que no? — preguntó con incertidumbre.

— No puede ser

Zoe: — ¿O sea que no te alegras? ¿Por qué?

— Es que no es fácil

Zoe: — Sé que no es fácil

— Ahora hay mucho trabajo en la empresa, hay que estar atentos siempre. No hay tiempo para distraerse y vienes tú y sales embarazada

Zoe: — ¿Perdona? ¿Yo? — cuestionó con sarcasmo.
— ¿A caso no te das cuenta de que esto no solo es por mí?

— Pero podrías haberte cuidado

Zoe: — ¡Ah! ¿Es mi culpa? ¿Quién quiso hacerlo sin preservativo fue mi culpa? ¿No eras tú quien estaba cachondo y quería coger esa noche? ¡Eh!

— No me eches la culpa porque tú también la tienes. Tú estabas igual que yo

Zoe: — ¿Pero qué te pasa? — preguntó con su voz temblorosa y que me rompió el corazón por cómo sonó. Con demasiada tristeza y sentimiento.

— No… Zoe

Me acerqué a ella y le di un abrazo.

Zoe: — Yo pensé que te alegrarías como yo

— Zoe…

Zoe: — No, ya lo entiendo. No hace falta que me lo expliques

— Pero entiéndeme. Esto no puede ser real

Zoe: — ¡Buff! Yo es que no sé qué te pasa… Querías y queríamos hijos y ahora vienes y…

— Yo no quería — dije y ella me miró en seguida.

Zoe: — ¡Ah! No… No querías — mencionó con un nudo en la garganta.

— No quería decir eso…

Zoe: — No, ya sé qué quieres decir

Zoe pasó por mi lado y salió de la habitación.

— Zoe, espera

Ella no me hizo caso y yo la seguí, pero se metió en una habitación que estaba al lado de la nuestra y cerró la puerta.

— Abre la puerta

Zoe: — Déjame en paz — dijo y por su voz noté que estaba llorando.

— No quería decir eso.
Abre la puerta y hablamos

Me sentía culpable, obviamente porque por mí era que Zoe estaba llorando.

Así pues, Zoe no abrió la puerta, por lo que me fui otra vez a la habitación y me senté en el colchón.
Sentía muchas emociones en ese instante, una de ellas, rabia, pero no porque Zoe estuviese embarazada, sino que estaba enfadado conmigo mismo.
No sabía qué sería de mis hijos.
No sabía qué haríamos con ellos si salían como yo.

El Jefe Me EspíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora