Capítulo 3: ¿El fin de la víbora?

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Miércoles, 7:03 a.m.

Conduje hasta la empresa en mi automóvil nuevo que había adquirido el mes pasado, una elegante camioneta Ford gris que me parecía hermosa.

Una vez en el estacionamiento de la empresa, lo primero que hice al entrar fue sacar mi tablet, ya que había recibido un correo.
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Asunto: Que sea rápido
De: Ashley Wilson
Para: Mi

Ve a dejarle el café al señor Grimaldi, recuerda: expreso, sin azúcar.

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Leí su correo y puse los ojos en blanco con tal pedido, por lo que le respondí en seguida.

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Re: Qué sea rápido

¿Por qué no vas tú?

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Re: Re: Que sea rápido

Se me olvidó.

¡Ve ahora mismo!

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Agarré mis cosas, bajé de mi auto y entré al edificio.
Así que me dirigí a la cafetería privada de la empresa y pedí lo que Ashley me había encargado. Mientras tanto, Marcus, un compañero, se me acercó.

Marcus: — Hey! ¿Cómo estás?

— Hola, Marcus, bien, ¿y tú?

Marcus: — Bien — respondió sonriendo. Detrás de él, Ximena apareció y, al notar su presencia, pareció querer alejarse para no tener que pedir café. Sin embargo, la insté a quedarse, sabiendo que deseaba un café, aunque no quisiera estar cerca de Marcus.

— Hola, Ximena — dije. Ella me miró y luego a Marcus.

Ximena: — Hola

Ximena se quedó paralizada en su sitio, y Marcus le sonrió, lo que la puso nerviosa y empezó a jugar con su cabello.

Marcus: — Hola

Ximena: — Hola

— ¿Cómo te va? — pregunté, abrazándola de costado y Ximena sonrió.

Ximena: — Bien — respondió, pero no dejaba de mirar a Marcus, quien se dispuso a pedir un café.

— ¿Por qué te querías ir? — pregunté susurrando.

Ximena: — Ya sabes...

Marcus: — Bueno, chicas, las dejo. Tengo que volver a mi oficina

— Vale, adiós

Me despedí y miré a Ximena, quien no dijo nada. Por eso, le di un pequeño empujón en el brazo.

Ximena: — Adiós — mencionó, y Marcus sonrió antes de alejarse. Cuando ya estaba bastante lejos, ella soltó un gran suspiro.

— ¿Te puso nerviosa?

Ximena: — Pues sí

— ¡Ay!

Ximena: — Es que él es muy…

— ¿Guapo? — pregunté, y ella sonrió.

Ximena: — ¿Qué puedo decir?

Ambas reímos, y el barman me indicó que mi pedido estaba listo.

— Bueno, nos vemos al almuerzo

Ximena: — Está bien. Chao

El Jefe Me EspíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora