ZOE
Martes, 1:55 p.m.
Estaba a punto de ser la hora del almuerzo y me tocaba bajar al restaurante que estaba al lado de la empresa.
A mi jefe no le gustaba el restaurante de la empresa debido a sus alergias alimentarias, así que necesitaba productos específicos.
Al llegar a ese lujoso restaurante, lleno de hombres trajeados, me encontré con el chico que me había vuelto a encontrar de casualidad en el supermercado la semana pasada, Richard.
En esa ocasión, me invitó a salir y acepté, pero después de eso, evité sus invitaciones, ya que no quería tener una relación íntima con él, a pesar de que nos llevábamos bien. No obstante, me había dado cuenta de qué él era muy insistente en pedirme algo en específico, porque en varias ocasiones me había demostrado que quería tener sexo conmigo y yo no me sentía lista para ello, mucho menos con él.Richard: - ¿Zoe?
- Sí, soy yo
¡Maldita sea!, ¿por qué no me tragó la tierra en ese momento?
Mientras me quejaba mentalmente, noté que él estaba detrás de la barra, lo que significaba que trabajaba allí, algo que me pareció extraño porque nunca lo había visto ahí antes. Tal vez era nuevo.Richard: - Qué alegría verte - dijo sonriendo.
- Ajá...
¿Te puedo hacer un pedido?Richard: - Por supuesto
- Me gustaría una ensalada Caprese con atún de aleta azul en costra de ajonjolí
- expliqué mirando mi libreta porque de tantas palabras que tenía ese plato se me iba a olvidar.
Mi memoria no era capaz de guardar tanta información sobre un plato.Richard: - Está bien. ¿Algo más?
- preguntó mientras lo registraba en el monitor.- No, eso es todo. Cuando esté listo, por favor, envíenlo al edificio de al lado y déjenlo en recepción
Luego, pagué la cuenta con la tarjeta de mi jefe sin mirar el total, porque ya tenía en mente que casi cien dólares valía esa comida.
Richard: - Vale
Después, salí del restaurante y regresé a la empresa. Aproveché para ordenar mi comida en el restaurante de la empresa, ya que estaba claro que en el restaurante del que venía solo iba a pedir lo que el señor Grimaldi quisiera, porque yo ni loca iba a pagar esa cantidad de dinero por un simple almuerzo.
Por último, regresé a mi oficina, consciente de que debía estar atenta para asegurarme de que la comida llegara a tiempo, o enfrentaría un problema con mi jefe.
2:21 p.m.
Mientras disfrutaba de mi comida, noté que la comida del señor Grimaldi tal vez ya había llegado, ya que no había recibido ninguna queja. Sin embargo, justo en ese momento, alguien abrió la puerta de mi oficina.
- ¿Qué estás haciendo aquí?
¿Cómo lograste entrar? - pregunté, tomando un bocado de brócoli mientras observaba a Richard entrar con una caja de comida en la mano.Richard: - La recepcionista me dejó entrar. Le dije que te conocía, aunque no estaba muy convencida, pero me dejó pasar - explicó y cerró la puerta detrás de él.
- Pues vete, no puedes estar aquí
Dejó la caja de comida en mi escritorio y me levanté rápidamente para ir a abrir la puerta con el motivo de que se fuera.
Richard: - ¿Por qué? ¿No me extrañas? - preguntó y se acercó para tomarme por la cintura.
- ¿No quieres acabar lo que siempre dejamos pendiente? - preguntó con un susurro en mi oído, poniendo su rostro pegado en mi hombro antes de empezar a dar besos en él.
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El Jefe Me Espía
RandomZoe Carrasco, será contratada en 𝘎𝘳𝘪𝘮𝘢𝘭𝘥𝘪'𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘢𝘯𝘺, una de las inmobiliarias más prestigiosas del país, y su destino toma un giro extraordinario al convertirse en la asistente personal de Dante Grimaldi, un apuesto magnate italiano...