Capítulo 48: ¿Ladrones?

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DANTE

Viernes.

Niccolò: — ¿Qué opinas de mi idea?

— ¿Estás seguro de que funcionará?

Niccolò: — Sí, tal vez

— Está bien

Niccolò: — También deberías ponerte el traje, por si acaso

— ¿Y dónde me quedaré?

Niccolò: — En casa, de todos modos, no tendrás que trabajar

— Entendido, me quedaré por ahí y veré qué hacer. Si surge algún problema, avísame

Niccolò: — Claro

— Cuídate

Niccolò: — Tú también, y recuerda que nadie debe enterarse de esto

— Vale

Niccolò: — Está bien

Niccolò se quedó en mi oficina y se vistió con un traje. Su plan era hacerse pasar por mí, aparentando ser el jefe y dueño de la empresa, para tener un contacto más cercano con los rusos que tenían planeado visitarnos en algún momento. Según Niccolò, seguirían el plan mencionado en la llamada de los rusos hace días, pero nadie sabía si era una suposición o una realidad. Aun así, Niccolò prefería tomar precauciones y llevar a cabo su plan. Por esta razón, dimos a la empresa una semana de vacaciones, haciéndoles creer a los rusos que todo estaba en funcionamiento. Eran estrategias necesarias para lidiar con los narcotraficantes y proteger a nuestros empleados.

ZOE

1:47 p.m.

Dado que la empresa estaba en pausa, aproveché para ir al supermercado.
No entendía del todo por qué habíamos tomado estas vacaciones, ya que Dante solía trabajar incansablemente y no había razón aparente para detener la operación en estas fechas. El año pasado, incluso trabajamos en Halloween. Me preocupaba que Dante hubiera ocultado problemas en la empresa, y comenzaron a surgir muchas preguntas sin respuestas.

Yo, 1:49 p.m.
Hola, ¿cómo estás?

Dante, 1:50 p.m.
Hola

Quería hablar con él para averiguar si había algún problema en la empresa que no me hubiera contado, así que le hice una llamada.

— Hola

Dante: — Hola de nuevo

— ¿Cómo te va?

Dante: — Bien, extrañándote
— respondió, y su comentario me hizo sonreír mientras miraba el teléfono en altavoz.

— Yo también te extraño

Dante: — ¿Dónde estás? Escucho ruido

— Estoy en el supermercado, pero pronto volveré a casa para ducharme

Dante: — ¿Puedo ir?

— Si quieres... me encantaría

Dante: — A mí también — dijo, y su tono implicaba que estaba sonriendo.

— ¿Y tú? ¿Estás en la empresa?

Dante: — Sí, trabajando en algunas cosas

— ¿Hay algo que deba saber?

Dante: — ¿Acerca de la empresa?
No, nada en particular. Las vacaciones son solo para descansar

— Bueno...

El Jefe Me EspíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora