Capítulo 17: No te ilusiones

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ZOE

Un mes y medio después.

Domingo, 12:33 a.m.

Sí, incluso el domingo la inmobiliaria estaba abierta, solo que no al público, sino que solo para algunos empleados que nos encargábamos de solucionar cualquier problema que surgiera con nuestros clientes y solucionarlo lo más rápido posible.

Estaba en mi oficina cuando recibí una llamada del señor Ashton, lo cual me sorprendió, ya que hacía semanas que había dejado claro que no compraría la casa que mi jefe le había recomendado.

Sr. Ashton: — Señorita, intenté comunicarme con Dante, pero no me contestó. Seguramente está muy ocupado, así que quería agradecerle a usted en su nombre por los arreglos que el señor Grimaldi ofreció para solucionar los problemas de las paredes, tuberías, etc. No sé cómo agradecérselo, mi casa está ahora en perfecto estado — dijo, y me desconcertó porque no estaba al tanto de esto.

— No hay de qué, señor. Le transmitiré sus agradecimientos al señor Grimaldi
— respondí con una sonrisa, aunque sabía que él no me vería.

Sr. Ashton: — Bueno, hasta luego y gracias de nuevo. Pase un buen día

Colgué la llamada y al instante, me alegré mucho al escuchar esto.
¿Acaso Dante había dejado de perseguir al señor Ashton y había realizado las reparaciones de su casa de forma gratuita?
No lo sabía, pero me sentí feliz porque la historia del señor Ashton me había conmovido, y no quería que se viera afectado negativamente. No obstante, una parte de mí se sintió culpable por haber estado enojada con Dante durante días y no haberle prestado atención cuando intentaba acercarse a mí.

Por supuesto, cumplía con las tareas que me asignaba y continuaba desempeñando mi trabajo como siempre mientras sentía enfado por Dante y no podía evitar sentirme herida por lo sucedido con el señor Ashton.
Pero ahora, como por arte de magia, se había obrado un milagro, y mi jefe era el responsable.
Tenía muchas ganas de ir a su oficina y abrazarlo en señal de agradecimiento, pero en ese momento estaba ocupado conversando con un empresario de gran importancia. Así que decidí que mañana sería el momento adecuado para hablar con él.

Lunes

Al día siguiente, aún no había hablado con Dante sobre el asunto del señor Ashton, pero me sentía agradecida y feliz por lo que había hecho.
Entonces, decidí ir a su oficina para entregar una taza de té que alguien de la reunión había pedido.

DANTE

Zoe entró a dejar un té a uno de los empresarios que había en la reunión y cuando se inclinó para dejarlo en la mesa no pude evitar mirarle los pechos a través de la abertura por tres botones que tenía la camisa celeste que llevaba. Misma que me permitió darme cuenta de que posiblemente estaba excitada, ya que a través de la fina tela se podían ver sus pezones duros.
Y no cabe dudas en decir que mi miembro empezó a despertarse por la imagen que tenía delante. 

5:00 p.m. 

Más tarde, salí de la sala de juntas y regresé a mi oficina, sintiéndome agotado. Siempre encontraba esas reuniones aburridas y no era algo que disfrutara, pero era parte de mis responsabilidades, así que no podía quejarme tanto.

Zoe: — Gracias

— ¿Por qué? — pregunté, confundido, mientras la miraba.

Zoe: — Por lo que hiciste con el señor Ashton

— ¡Ah! ¿Cómo te enteraste?

Zoe: — Él me llamó ayer y me lo contó. ¿Por qué no me lo habías dicho? Además, ¿por qué decidiste ayudarle?

El Jefe Me EspíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora