Capítulo final

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Casi dos años y medio después.

A una semana de la boda.

ZOE

Me sentía plena, llena de felicidad porque la boda de Dante y mía estaba por llegar.
Los preparativos para este día tan especial se habían convertido en momentos llenos de emoción y alegría, pero no fue tan caótica ni estresante como muchas personas afirmaban que era la preparación de una boda.
En cambio, nosotros disfrutamos un montón de ese proceso.
Cada detalle estaba cuidadosamente planeado para crear una ceremonia inolvidable que reflejara nuestro amor y compromiso mutuo, y desde hace tiempo, habíamos planeado y soñado con este momento, pero con el nacimiento de los bebés nos esperamos y decidimos postergar la boda hasta que todos tuviéramos tiempo y los gemelos estuvieran un poco más grandecitos. Cada día a su lado era un regalo, y verlos crecer era una experiencia única.
Ahora, ellos ya tenían dos años. Habían crecido en tan poco tiempo y hasta me parecía que hace un día habían nacido, pero esa nostalgia por el pasado no me impedía estar feliz por lo que eran mis hijos y por lo que habían crecido. Al final, así era la vida. No siempre serían unos bebés aunque quisiera.

Dante: — ¡Auch! ¡No me pises!

— ¡Ay! No te quejes, tú me has pisado más de una vez y mira que no te he dicho nada

Dante: — Pero es que tú llevas tacones y duele más — mencionó y me dio una vuelta mientras practicábamos el baile que haríamos en la boda.

— Y ahora no te olvides que son dos pasos hacia delante

Dante: — Y dos para atrás…

— Exacto

Dante: — ¡Joder! Me equivoqué. ¿Eran dos pasos y uno hacia atrás?

— No, pero tampoco te preocupes. Es nuestra boda y no hay que complacer a nadie, así que si nos equivocamos no pasa nada

Dante: — Pero yo quiero complacerte a ti y quiero hacerlo bien — dijo y me hizo sonreír.

— Bien, ya lo tenemos. Solo hace falta pulir unas cosas y ya está

Dante: — Nos saldrá bien, estoy seguro de ello

— Seguramente — dije y le di un beso.

Dante: — Me hace feliz verte feliz

— Tú me haces feliz — mencioné antes de darle otro beso.

Dante: — Yo estoy emocionado

— ¿Y estás nervioso?

Dante: — No, para nada

— Yo un poco, pero estoy contenta y eso lo opaca — dije y me acarició la mejilla.

Dante: — No me imagino cómo te verás con el vestido

— Te va a gustar

Dante: — De eso no me cabe la menor duda

— ¿Y el traje de los niños ya llegaron?

Dante: — Sí, ayer los vinieron a dejar

— Se verán muy tiernos…

Dante: — Se verán como yo, pero en miniatura. Será lindo

— No puedo esperar a que llegue ese momento

Dante: — Ni yo

— Tengo que hablar con el chef y con Paul, el coordinador, para ver si todo está bien

El Jefe Me EspíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora