El Jefe Me Espía

Capítulo 16: Desilusión

Lunes, 1:04 p.m.

DANTE

Llegamos a la casa que mostraría nuevamente al Sr. Ashton para ver si ahora podía convencerlo de comprarla finalmente. En esta visita, decidí llevar a Zoe conmigo, ya que desde que se convirtió en mi asistente, había demostrado ser competente en su trabajo, además de tener un talento oculto para los negocios. Quería que continuara aprendiendo y ganando experiencia en este mundo en el que, gracias a mi padre y abuelo, había heredado todo lo que sabía. Sin embargo, mi abuelo fue quien me enseñó, ya que mi padre se enlistó en el ejército a los dieciocho años y se mantuvo allí hasta su jubilación, momento en el que heredó la empresa de mi abuelo, que ahora era mía.

- Señor, como le mencioné, esta casa está disponible y es muy cómoda, espaciosa, y su familia estaría muy cómoda aquí. Además, tiene un patio y...

Sr. Ashton: - Lo sé, pero aún no estoy convencido. Mi esposa y yo hemos vivido en nuestra casa durante muchos años, y no creo que sea una buena idea comprar otra - dijo mientras se sentaba en los grandes sofás de la sala, lo que me hizo rodar los ojos ante su respuesta.
Una vez más, parecía resistirse a comprar la casa que le estábamos ofreciendo.

- Señor, con todo respeto, esa casa ya lleva muchísimos años y podría derrumbarse en cualquier momento

Sr. Ashton: - Pero es nuestro hogar. La mayor parte de mi vida la he vivido allí con mi esposa, y ninguno de los dos quiere abandonarla - mencionó, lo que me hizo mirar a Zoe, quien escuchaba con empatía las palabras del Sr. Ashton y eso me molestó, ya que mi objetivo era convencerlo, no tener a Zoe simpatizando con él.

- Zoe, ve a decirle a Rhys que prepare el auto - le indiqué, usando eso como excusa para que saliera de la sala.

Zoe: - Pero usted quería que estuv...

- Ve - pedí, sin mirarla.

ZOE

Salí de la casa después de que Dante me lo pidió, aunque no entendía del todo por qué.
Me acerqué a Rhys, el guardaespaldas de Dante, quien también hacía las veces de chofer, ya que su conductor personal se había enfermado el día anterior y no había podido asistir con nosotros este día.
Dante solía tener al menos dos guardaespaldas en su entorno por precaución, aunque él no era una figura pública importante.

- Rhys, ¿puedes preparar el coche?

Rhys: - Claro, enseguida - respondió, y en ese momento Dante se asomó por la puerta.

Dante: - Despídete del Sr. Ashton y trae los documentos que estaba leyendo mientras cierro las puertas abiertas
- dijo, pasando junto a mí, sin mirarme.
Parecía enfadado.

Rhys fue detrás de él entrando por la parte de atrás de la casa, por lo que pretendí entrar nuevamente a la casa, pero me topé con el señor Ashton que venía saliendo.

- Hola, señor. ¿Ya los ha leído?

Sr. Ashton: - Sí, tómalos

- ¿Comprará la casa?

Sr. Ashton: - Me temo que no, pero ha sido un placer hacer negocios con ustedes, sus locales y condominios son muy hermosos

- ¿Seguro que no quiere comprarla?

Sr. Ashton: - Sí, lo he pensado y será mejor que mi esposa y yo sigamos viviendo en nuestra humilde casa
- respondió y lanzó una sonrisa sincera.

- Bueno, muchas gracias por confiar en nosotros igualmente.
Le deseo mucha suerte

Sr. Ashton: - Gracias señorita
- dijo y me estrechó la mano para después marchar en su auto color gris.
De la misma forma, iba a entrar en el auto, pero decidí entrar otra vez a la casa para avisar que ya se había ido el señor Ashton. Sin embargo, me detuve en seco cuando escuché unos gritos de Dante, que ahora estaba más furioso que antes.

Dante: - Es que no podemos dejarle ir, ¿¡no lo entiendes!?

Rhys: - ¿Y si vuelve a intentarlo?

Dante: - Le he explicado mil veces, pero el viejo no me hace caso - respondió con frustración, y yo me quedé escuchando su conversación.
- Hay petróleo bajo esa casa, vale una fortuna, ¿entiendes? - explicó, y me quedé en shock al escuchar eso.
Entonces, me acerqué rápidamente al coche cuando escuché sus pasos acercándose.

Dante: - ¿Ya se ha ido el señor Ashton?
- preguntó al salir, y asentí, aunque evité mirarlo.
- Rhys, andando

Durante el viaje de regreso a la oficina, no podía dejar de mirar por la ventana, estaba furiosa con Dante, y él lo notó. A pesar de eso, no me dijo nada hasta que llegamos a las oficinas.

Dante: - ¿Qué te pasa?

- No es asunto tuyo - respondí bruscamente.

Dante: - Ya he tenido un día de mierda como para que estés enfadada.
¿Qué te sucede?

- No puedo creer que hayas estado presionando a ese hombre para sacarlo de su casa solo porque te interesa el dinero - estallé, enfadada.

Dante:-- ¿De qué estás hablando?

- Escuché la conversación que tuviste con Rhys. No debería haberlo hecho, lo siento, pero al ver que lo único que te importaba era el dinero y no el hecho de arruinar la vida de otro, no me aguanté

Dante: - No sabes todo, así que no opines

- ¡Es que esto va más allá de los negocios!.
No puedo creer que no te importe en absoluto ese hombre y su esposa, la historia que tiene esa casa y lo importante que es para ellos.
¿Quieres realmente arruinar sus vidas?
Pensé que tenías un corazón, pero ahora me doy cuenta de que no - dije, a punto de llorar.

Mierda, ¿por qué quería llorar?

Salí de la oficina de Dante y me encerré en la mía.
Vale, tal vez no era la mejor opción lo que había hecho, pero es que me dolió saber que a mi jefe solo le importó las cosas materiales y no los sentimientos y emociones de alguien más, pero era de esperarse. Él se suponía que era así y de esa manera, pero yo no, yo al menos entendía al señor Ashton y le compadecía.

DANTE

¡Maldición! ¿Por qué algo dentro de mí se rompió cuando vi a Zoe marcharse con lágrimas en los ojos?
No debería importarme, ella es solo mi asistente. Pero desde que la conocí, algo en ella me intrigaba, y no solo físicamente. Una parte de mí quería ir tras ella y disculparme, porque sabía que le había afectado la situación anterior. Pero, ¿por qué quería pedir disculpas si no debería importarme, o sí?

Más tarde, cuando llegó la hora de irnos de la oficina, Zoe no se despidió de mí como solía hacerlo y no la vi en absoluto, por lo que quedé hasta tarde trabajando.
Quería desahogarme y cuando no tenía a una mujer delante para hacerlo, el trabajo era una buena opción para distraerme.