Capítulo extra 4

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ZOE

Miércoles.

10:03 p.m.

Me acosté en la cama y agarré mi teléfono.
Marqué el número de Dante y no me contestó. Llamé otra vez y tampoco me contestó, por lo que pensé que venía conduciendo y que por eso no me había respondido, pero al instante, Dante abrió la puerta de la habitación.

— Te estaba llamando

Dante: — Estaba conduciendo — dijo y lo noté enfadado, triste y preocupado.

— ¿Tuviste mucho trabajo hoy?

Dante: — Ajá

— ¿Estás estresado? Si quieres te quito el estrés, ven

Dante: — ¡No!

— ¿Estás bien?

Dante estaba alterado y yo no entendí por qué.

Dante: — Tengo miedo, lo siento, todo el día te he intentado evadir porque tenía miedo

— ¿Miedo de qué?. Cariño, ¿qué sucede? — pregunté, él empezó a llorar y por eso me acerqué a él.

Dante: — Ayer vi la prueba de embarazo y temo que estás embarazada, lo siento, es que no puedo

— Dante, pero…

Dante: — No estoy listo para esto

— Amor, no te preocupes. ¿De cuál prueba estás hablando?

Dante: — La que está en el baño. No soy tan tonto para no saber que es una prueba de embarazo

— Sí, lo es, pero no es para mí. Amor, no estoy embarazada

Dante: — ¿Ah, no?

— No — respondí y aunque le vi calmado, me dio pena porque en sus ojos vi decepción.

Dante: — ¿Entonces por qué tienes eso ahí?

— Porque no es mío. Yo fui a comprar dos pruebas para Melany, que era quien las necesitaba, pero no eran para mí.
Yo me quedé con una porque Melany solo quiso una

Dante: — ¡Ah!

— ¿Pensaste que estaba embarazada?

Dante: — Pero no importa — respondió y se sentó en el borde de la cama, así que yo me arrodillé en el suelo para quedar frente a él.

— Dante

Dante: — Perdón, no tuve que pensar en eso

— No pasa nada… ¿Pero tú estás bien?

Dante: — Sí, no pasa nada

Aunque se negara en aceptar que el hecho de haber sabido que no estaba esperando un hijo le había afectado, yo sabía que sí lo había hecho. En sus ojos lo notaba.

— ¿Te hubiera gustado? — pregunté y le tomé de las manos.

Dante: — No sé. No hablemos de eso

— Solo dímelo — pedí y él me miró a los ojos.

Dante: — ¿Y a ti?

— Sé que no lo hemos hablado mucho, solo una vez, pero no sé, a veces me dan ganas de saber lo que se sentiría tener un bebé

Dante: — A mí también — dijo y miró al suelo.
— Pero no pensemos en eso

— Sí, ya lo hemos hablado antes, no es el momento

Dante: — Ya, pero no estaría mal…

— No, me gustaría…

Dante: — Estaría bien porque la casa es grande, estamos bien económicamente…

El Jefe Me EspíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora