1. Claudia

4.1K 80 2
                                    

Cuando acabé de estudiar fotografía en Junio, lo primero que me pregunté es, qué debía hacer. Y, aunque todavía no sé si fue la mejor idea, en Julio decidí mudarme de manera definitiva a Barcelona para perseguir mi sueño, dedicarme en cuerpo y alma a la fotografía. 

Los primeros días fueron algo duros, no todo iba a ser color de rosa. Me mudé a un piso que, gracias a unos ahorros, he conseguido pagar. El segundo mes decidí que era hora de buscar un trabajo aunque no fuera de fotógrafa,  al menos para conservar unos ahorros hasta que llegara ese trabajo soñado. 

Durante Agosto estuve trabajando en una discoteca bastante conocida aquí en Barcelona. No me preguntéis cómo conseguí el trabajo, yo tampoco lo entiendo. Pero me sirvió para poder conocer a dos personas que, actualmente considero amigas, María y Sara. Ellos se habían convertido como en hogar, y, las horas pasaban mucho más rápido así. 

Tras muchos currículum enviados y, cuando faltaba una semana para que acabara el mes, me llamaron de una revista cuya sede se encontraba aquí en Barcelona, ofreciéndome trabajo como fotógrafa principal para la revista, eventos y otras cosas. No podía casi creerlo, estaba siendo como un sueño. Acepté sin dudarlo una vez pasé la entrevista y me explicaron todas las condiciones. 

Así es que aquí me encuentro, lunes día 3 de Septiembre, mi primer día de trabajo como fotógrafa. Estaba siendo surrealista, pero no podía estar más feliz. 

Aparqué bastante cerca de la oficina, no es que quedara a más de media hora, pero llegar sudando el primer día de trabajo no era una opción viable. Una vez entré, me presentaron a algunos de mis compañeros que ya se habían incorporado tras las vacaciones de verano. Eran todos y todas muy simpáticos y bastante jóvenes, cosa que agradecí tremendamente. No había comenzado a trabajar allí y ya podía notar el buen ambiente que había. 

Tras dos horas en las que estuve adaptándome y conociendo el edificio completo (no es que fuera muy grande, pero sí había varios despachos y todos eran bastante similares) me dirigí hacia el despacho de la directora, Virginia, para tratar con ella los aspectos principales de la semana. 

-Buenos días, siéntate, ponte cómoda-dijo Virginia sonriendo. 

Era guapísima, tendría aproximadamente 30 años, pelo largo moreno con ojos azules. Ya la admiraba por ser la directora a su edad, y casi no la conocía.

-Claudia, antes de nada, quería darte la bienvenida a la empresa. Estamos muy felices de que comiences a trabajar con nosotros. Por favor, quería pedirte que me tutees, te veo las intenciones.-rió- Aquí somos como una pequeña familia, no somos la empresa más grande como podrás comprobar, pero vas a sentirte como en casa. 

-Me alegra muchísimo escuchar tus palabras. Me sentí super arropada al llegar y la verdad venía algo asustada, pero todos los nervios se disiparon cuando entré.-sonreía mirándola. 

Virginia me explicó el planning que seguiríamos esta semana y me presentó personalmente a las personas con las que trabajaría. Julián, de marketing y redacción, que sería más o menos de la edad de Virginia, Aurora, que trabajaba de editora, algo mayor que yo, pero posiblemente no más de dos años y Lucía, que se encargaba de supervisar que todo estuviera siguiendo su curso. Los tres parecían bastante simpáticos. 

Tras las presentaciones, me fui a mi despacho a trabajar, no sin antes coger un café de la máquina. Esta mañana, debido a los nervios, no pude tomar nada. 

El día pasó sin problemas, hicimos un reportaje de fotos con una nueva cantante y, junto a Aurora, estuvimos repasando y editando las fotos para obtener los resultados. Habían quedado preciosas. Me dio la enhorabuena y no dudé en devolvérselas, sabía realmente bien cómo hacer su trabajo. 

Volver a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora