Chenle

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– No llores mi niño lindo.

Myoryon abrazó a Haechan, que sollozaba sentado en una esquina de su habitación. Desde que sus papás se fueron al hospital hace unas horas, no había dejado de llorar y ella ya se estaba preocupando mucho porque también se negaba a hablar.

– Es q-qué quielo a mis papás. Mi papi Taeil es-staba enfeimo.

– Es porque tu hermanito ya va a nacer corazón. Pero tu papi está bien.

Haechan dió un gritito, dejando que su abuelita le limpiara las lágrimas con el pulgar. Su carita estaba toda roja y fruncía el ceño con angustia.

– ¿De veidá?

– Si mi amor. Cuando un bebé nace duele un poquito.

– Y-yo quelía irt c-con ellos. Poi qué mi abuelito si fue.

– Lo sé, pero no podías ir ahora. Tu abuelito fue porque él iba a manejar el carro. Tranquilo.

Haechan se abrazó con fuerza a la mujer, hipando. Se sentía muy triste y angustiado, no le gustó ver a su papi Taeil tener dolor.

– Ahora, vamos a ver la tele un ratito ¿Qué piensas?

– No quielo. Quielo a mis papás. Quielo veit como está mi papi Taeil.

– Te voy a prometer algo. – Myoryon levantó a su nieto del piso con dificultad, llevándolo en brazos hacia la sala.

– Qu-ue me vas a plometeit.

– Mañana temprano iremos al hospital. Y verás a tus papás y adivina a quién más.

– ¿A mi heimanito?

– Si corazón. Mañana verás a tu hermanito.

Haechan se acurrucó en su hombro y asintió. La mujer se sentó con él en el sofá y no tardó mucho en quedarse dormido, sintiéndose demasiado triste por estar tan lejos de sus papás.

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– Me diste un buen susto.

Taeil se aferró a la mano que sostenía la suya, temblando de frío. Había pasado una noche horrible y le fue imposible mantenerse consciente en varias ocasiones, llenando de pánico a su esposo.

– Me dolió más que Haechan.

– Lo sé mi amor. La pasaste muy mal. – Johnny le besó la frente, suspirando de alivio. – Se te subió la presión por el dolor y luego se te bajó de golpe con los medicamentos que te pusieron.

– Hay mucho sol ¿Hace frío? Yo tengo mucho frío.

– No estás regulando bien la temperatura. Volveré a encenderte el calentador.

El castaño asintió mientras Johnny ponía la extraña manguera dentro de las cobijas, muy cerca de sus pies, haciéndolo sentir calor de inmediato.  Aún sentía como si tuviera un peso aplastante sobre él que le hacía doler la cabeza. Sólo había visto a Chenle un par de veces y eso muy a duras penas.

– ¿Y él? ¿Cómo está él? Me asusté mucho. No lloró. ¿Dónde está?

Taeil intentó levantarse de golpe, lastimandose un poco. Johnny lo detuvo a tiempo y lo ayudó a acomodarse otra vez, besando su frente.

– Está bien, amor. Tuvieron que ayudarlo un poquito al principio para que respirara bien, pero no tiene ningún problema. Es hermosísimo.

– Quiero verlo ¿Dónde está?

Bear Family 🐻 JohnilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora