Baby Mine

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Dos años

Haechan sonrió en los brazos de Taeil, estaba agotado, pero consciente de todo, principalmente de los abrazos de sus papás que tanto le gustaban.

Su pecho subió y bajó con dificultad, haciendo que el oxímetro que tenía en el pequeño dedito del pie parpadeara debido al esfuerzo que sus pulmones hacían en cada respiración. Quiso jadear o hablarle a sus papás, no lo sabrían, porque las puntas nasales que lo estaban ayudando le impedían mover su boca con naturalidad sin sentir que su garganta se llenara de moco, era como si su cuerpo no lo dejara respirar de absolutamente ninguna manera y lloraría, pero la verdad es que ya lo había hecho lo suficiente. No tenía fuerzas, sólo quería estar con sus papás.

Estaba sufriendo mucho, sin su lechita en biberón, sin su camita calientita, sin jugar con Johnny y Taeil, sin que Mark lo visitara, sin siquiera poder ver su caricatura favorita. Todo le dolía, pero aún así su mirada buscó la de Taeil y luego la de Johnny, que estaba justo junto a ellos.

Su bebé necesitaba descansar, pero se negaba a dormirse porque extrañaba mucho a sus papás y le daba terror despertarse y estar solo en ese hospital, con otros niños que lloraban aún más que él o con enfermeras que aunque lo cuidaban, no eran sus papás.

- Te amamos muchísimo, mi bebé osito. Eres nuestro amor, lo más hermoso que nos ha pasado. Desde que naciste somos muy felices contigo, mi amor, mi vida. Eres el osito más precioso del mundo.

Taeil apretó fuertemente los labios, necesitaba ser fuerte y no ponerse a llorar como un loco. No quería que Haechan se preocupara más y agradeció profundamente que Johnny continuara hablando, porque el no podía más.

- Eres mi sol, mi amor Haechannie. Tienes que curarte pronto, para irnos a la playa, osito hermoso. Te amamos tanto, tanto tanto, mi príncipe. Mi bebé chiquito.

Johnny le besó sus pequeños rizos y Haechan trató de asentir, agitandose demasiado en el proceso y ocasionado que sus pulmones emitieran ruidos que le partieron el alma a Taeil. El castaño lo acercó más a su cuerpo, tratando de darle más calor y deseando poder pasar por la enfermedad de su hijo él mismo.
Se supone que estarían celebrando el cumpleaños número dos de su niño, pero a cambio llevaban cuatro días y tres noches en ese hospital, esperando que el pequeño respondiera bien al tratamiento de neumonía que le estaban administrando.
Ellos no podían quedarse por las noches debido a las reglas del hospital y por el área donde se encontraba Haechan hospitalizado, pero Johnny había conseguido "intercambiar" algo de dinero con los encargados a cambio de que los dejaran quedarse junto a su hijo.

De lo que ahora se arrepentía porque Taeil no había comido ni dormido nada. Su salud mental estaba pésima. Quizá las reglas tenían más sentido ahora.
O quizá no, pensó al ver la pequeña mano de Haechan aferrarse a la ropa de su esposo, asustado por sentirse abandonado por ellos.

- Mi amor, tienes que dormir, Haechannie.

Taeil le acarició el cabello y el pequeño bostezó, pero se negaba a cerrar sus ojitos. A pesar de sentirse tan mal, su bebé no dejaba de darles sonrisas cada que podía, como si su niño berrinchudo hubiera desaparecido.

Johnny tomó suavemente a Taeil del brazo, guiandolo a uno de los sofás de la habitación de cuidados intensivos dónde se encontraban. A su lado, no había ningún otro bebé. El suyo era el único que estaba sufriendo aquel día.
Ambos se sentaron sin dejar de mirar a su precioso bebé.

Sus ojeras moradas y lágrimas secas en el rostro eran algo demasiado difícil de ver para ellos, su carita estaba pálida y aunque estaba vestido con un esponjoso mameluco blanco, lucía pequeñito, como si fuera menor en lugar de aumentar de edad aquel día. Ya había perdido varios kilos.

Bear Family 🐻 JohnilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora