Ocho meses

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La primera persona en la que Taeil confió para contarle lo que le ocurría fue Taeyong. Al mismo tiempo, pensó que este le reprocharía, le diría que todo en su cabeza estaba mal o lo juzgaría, pero eso no sucedió. De hecho fue un gran apoyo para él y lo ayudó mucho sobre cómo debía hablarlo con Johnny, siendo extremadamente maternal y comprensivo con él.
La terapia lo estaba ayudando a entender muchas cosas sobre el por qué de sus sentimientos, el cómo había influido su preocupación por Haechan durante todo su embarazo, los desajustes hormonales y su sobreexigencia para atender a sus dos hijos lo habían llevado a ese punto, pero por suerte ahora todo estaba mejor para ellos.
Johnny y él como siempre se dividían las tareas, quedando estas más o menos equitativas. El alto también intentaba trabajar desde casa lo más que se pudiera para poder cuidar de su familia y así ninguno se sentía agobiado. 

– ¡Papi!

Chenle le chupó la cara, despertando muy contento de su siesta vespertina. Taeil lo abrazó para acercarlo más y mantenerse calientitos en las cobijas pues se habían convertido grandes compañeros de siestas.

– Papi.

– ¿Mmmh? Duerme otro ratito amor.

– ¡Papi! Brrr.

Chenle pataleó inquieto hasta que volvió a despertar a su papi y este lo miró con una sonrisa, dándole un gran beso en la mejilla mientras salían juntos de la cama luego de estirarse. El bebé estaba muy acostumbrado a permanecer en brazos debido a Johnny, por lo que era muy sencillo cargarlo y manipularlo todo el tiempo. Caminó por la estancia, llenando a su bebito de suaves besitos mientras pensaba qué papilla prepararle para la hora de la comida.

Se quedó de pie frente a la ventana de la terraza. Habían sido días demasiado nublados y ahora que había un poquito de sol colándose a su hogar lo aprovechó para darse un poco de calor. Chenle se acurrucó cómodamente, disfrutando la calidez en su espaldita.

– Te gusta mucho el sol ¿Ehh?

– ¡Papi! ¡Shol!

– Si mi amor. Sol. Qué listo eres.

El bebé lo miró con una gran sonrisa, pasando sus deditos por toda su cara. Taeil le tomó la pequeña mano y la besó también, apreciando su belleza y ternura. Era como tener un mini Johnny en casa.

– Perdóname por haberme portado así contigo mi bebé.

– Gab.

– Me perdí casi dos meses de tu vida mi amor. No volverá a pasar.

– Pash.

– Te amo mucho chiquito hermoso. Mi príncipe lindo.

Chenle le sonrió otra vez, haciéndose hacia atrás entre balbuceos incomprensibles mientras era atacado con más besitos.

– Vamos a comer ya. Te daré a ti primero y luego como yo.

Taeil buscó en la sala de estar su portabebé para poder tener los brazos libres y preparar la comida. Abrió el refrigerador y sonrió de alivio al ver la comida de Chenle ya preparada, así como el pollo con verduras ya picadas que sólo necesitaba terminar de cocinarse. Sacó las cosas y calentó primero la papilla, sirviendola en un colorido platito de perritos ante la atenta mirada de su hijo.

– Brrr.

– Tu papá se levantó muy temprano hoy para hacer todo para nosotros. – anunció muy contento y enamorado, haciendo que Chenle arqueara las cejas por no entender nada. – Tu papá es un amor ¿A quien amas más, a papá o a papi?

– Frum

– ¿Papá o papi?

Claro que Lele no sabía de qué le hablaba su bonito papito, por lo que se rió muy adorable.

Bear Family 🐻 JohnilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora