Hello Future: pt. 18

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— Dios mío santo, divina trinidad aquí hace demasiado calor.

— Haechan sólo te faltó nombrar a la virgen de Guadalupe. — los dos niños empujaron sus maletas mientras caminaban a trompicones por el aeropuerto. Aunque usaban playeras frescas y shorts, sus cabellos ya estaban mojados de sudor. — Además ni siquiera hace tanto calor, sólo que hay más humedad aquí que en casa.

— Ya cállate cuatro ojos.

Taeil y Johnny caminaban detrás de ellos. El bajito sopló para levantar su flequillo y bostezó, mientras que el americano buscaba en su celular la reservación para recoger el automóvil que habían rentado.

— Ey, niños. Esperen ahí.

Cuando lo obedecieron Taeil ayudó a Johnny con su maleta, llevándola él y se aproximaron a la puerta a esperarlo.

— Papi ¿Vamos a ir a surfear hoy a la isla Waikiki, verdad? — Haechan puchereó y Chenle se apresuró a pararse frente a ellos y asentir con la cabeza. — Porfis porfis porfis. Ya crecimos. Ahora sí podremos surfear con ustedes.

— ¡Si! Ya no tienen que llevarnos por la orilla sobre la tabla. Queremos intentarlo. — Chenle intervino, apoyando la moción. Podía recordar bien que la última vez que fueron sus dos papás habían tenido que surfear por separado, turnandose al profesor de surf con Taeil para cuidar a sus hijos. Y que lo más extremo que hicieron fue ser paseados arriba de la tabla por Johnny.

— ¿Hoy mismo? Pensé que iríamos a dormir un rato al hotel.

— Ay papá, ya dormimos mucho en la casa de mis abuelitos. Porfis. Por eso busqué este vuelo para llegar exactamente a las siete de la mañana aquí. – reprochó Chenle, jalando suavemente su brazo.

— No sé. Ya saben que no me gusta tanto eso ¿No prefieren mejor que nademos con pececitos?

— Eso será mañana.

— Ya veremos. A ver qué quiere hacer su papá.

— Mi papá también va a querer surfear. Pero hará lo que tú le digas.  — Haechan le frunció el ceño.

— ¡No se vale Hae! Papi es un tramposo. Sabe que va a tener lo que quiere.

— Papi por favor. Vamos a surfear. Por favor. Ahí podemos comer muy rico. Peces.

Taeil suspiró. Le inquietaba un poco exponer a sus niños a eso, aún le costaba entender que ya no eran unos bebés.

— Tienen que convencerme.

— ¿Cómo?

El castaño se llevó el pulgar a los labios mientras pensaba.

— Ya está listo el auto. Vamos por él.

Johnny les sonrió a los tres y decidieron marcharse al hotel, quedando pendiente el precio que los niños debían pagar para convencer a  Taeil.

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— ¿Johnny dónde están tus hijos?

— Fueron a comprarse un granizado hawaiano. Les dije que te trajeran uno.

Ambos esperaban en el estacionamiento, entrecerrando los ojos para evitar el sol. El americano le sonrió, calmandolo ante la ausencia de sus hijos que al parecer estaban muy ocupados escogiendo el sabor de su postre. Taeil jaló a Johnny de la mano cuando vió un sitio de rentas de trajes y este lo siguió, mirándolo con diversión cuando entraron al local, donde una chica morena y de pelo hermoso les sonrió con amabilidad.

Bear Family 🐻 JohnilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora