Hello Future: allá.

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Sus ojos miraron con extrañeza el lugar por primera vez y se perdieron en la inmensidad del mar iluminado por una luna gigante que lo hizo pensar de inmediato en una persona, acelerando su respiración momentáneamente.

Sus dedos tocaron la superficie de la lancha de madera que lo transportaba y arqueó las cejas confundido mientras revisaba sus yemas, frotándolas unas contra otras, buscando que la fricción le diera alguna sensación de calor o de contacto o de lo que fuera. No sentía nada, absolutamente nada.

– Al fin tengo compañía.

En otra situación se hubiera asustado al ver el tétrico aspecto de la persona junto a él, pero por alguna razón aquello no ocurrió. Un chico increíblemente delgado, ojeroso y con gesto inexpresivo lo saludó con la mano.

– ¿Compañía? ¿tú quién eres? ¿y qué hacemos aquí?

– ¿Quién eres tú? Yo me llamo Mingi.

– Yo me llamo Chenle ¿Qué hacemos aquí?

– Hola Chenle. Te ves muy pequeño ¿Qué edad tienes? Apuesto que trece añitos. Yo tengo dieciocho.

– Qué te importa. Contesta mi pregunta, loco desquiciado.

El niño estaba muy confundido y uniendo pistas de lo último que recordaba, tenía la sospecha de que había sido secuestrado por el tal Mingi, quien lo había subido a esa lanchita para atravesar el mar juntos.

– ¿Por qué me llamas loco, niño ñoño?

– ¿Por qué me llamas ñoño?

– Pues usas calcetas largas de dibujos animados y te las pones casi hasta la rodilla.

Chenle escaneó sus calcetas, visibles debajo de su pantalón gris. No les veía nada de malo, mantenían sus pies calientitos siempre. Johnny lo había acostumbrado a usarlas de esa manera desde pequeño ya que sus piernas le dolían constantemente por la humedad.

– Aunque bueno, tu sudadera está genial.

– Gracias, es de mi papá Johnny.

Su papá Johnny, quién probablemente lo esperaba en la casa todo enfurecido por su ausencia.

– Mira Mingi. No sé cuáles sean tus intenciones. – se aclaró la garganta, intentando sonar seguro. – Pero te diré que mis papás y mi hermano me esperan en casa. Probablemente ya saben dónde estoy porque tengo un localizador en mi reloj. – mentira, era mentira, pero señaló el aparato en su muñeca, sonando aún calmado. – Entonces ¿Qué te parece si me regresas a casa? Diré que me ayudaste a volver y hasta te daremos dinero ¿Eh?

Mingi lo miró con extrañeza y melancolía. Chenle se puso de rodillas para admirar el paisaje una vez más, sonriendo tan fascinado que se movió un tanto brusco pero sin provocar alteración alguna en la marcha tranquila de la lancha.

– ¡Es muy lindo aquí! Qué mar tan tranquilo ¿Qué playa es? – entrecerró los ojos, admirando la bioluminiscencia verde y azul a su alrededor. Aunque no era la primera vez que la veía, nunca antes se había metido así de noche al mar, tan lejos de la orilla. Taeil nunca se lo hubiera permitido.

– Chenle.

– No hay problema. Llévame de regreso. Y dime qué playa es. Tengo que venir un día con mi hermano. Esto le va a gustar mucho.

Mingi suspiró y luego el niño señaló con inocencia a un delfín saltando a unos metros.

– Cuando cumplí diez mi papá Johnny me regaló un viaje. – se animó a contarle, hablando apresuradamente para no aburrirlo.  – Fuimos a ver ballenas azules. Ellas saltaban a nuestro alrededor. Mi papá Johnny y yo buceamos algo cerca de ellas. A Haechan y a mi papi Taeil les dió miedo pero al final los cuatro lo hicimos juntos. Me acuerdo... De que sentía que el agua me hundía. Pero mi papá Johnny me llevó de la mano todo el tiempo. No sé cómo lo hizo. Supongo que tiene mucha fuerza.

Bear Family 🐻 JohnilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora