Hermanito

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Desgraciadamente a los pocos días de ir al parque Lele amaneció con fiebre y mucho dolor en sus rodillitas, tanto que lloró mientras su papá lo cambiaba y durante todo el camino al hospital. Taeil se quedó en casa para llevar a Haechan a la escuela y encontrarse con Johnny allá, aunque el niño en realidad no quería quedarse estudiando porque estaba muy preocupado por su hermanito pequeño.

– Ya mi amor.

John bajó del asiento del conductor tan rápido cómo pudo, sacando a Lele de su sillita de bebé.

– ¡Me luele papá!

– Ya te van a revisar. Tranquilo mi bebé

– Me luele...

– Yo sé mi bebé. Te van a aliviar vas a ver.

Johnny lo abrazó y entró con temor a la sala de urgencias pediátricas del hospital. Agradeció que los atendieran rápidamente para revisar los signos vitales de Lele, que lo dejaran estar junto a su bebé todo el tiempo y que consultaran el historial médico antes de cualquier cosa.

– Vamos a hacerle algunos análisis a este niñito.

Una de las enfermeras se acercó con una sonrisa intentando no hacer muy evidente la aguja y jeringas que llevaba en su carrito. Chenle intentó sonreírle un poco, hipando quedito porque aún le dolía todo.

– Hola Chenle cómo estás. Yo me llamo Sojeong y seré tu enfermera hoy.

Era muy agradable, tanto que Chenle la vió con todo el interés y se relajó con su presencia.

– ¿Enfelmela?

– Si. Te estaré cuidando y vigilando mientras te sientes mejor ¿Te parece bien?

– Ti.

– Voy a darte un piquetito en el brazo. Será bien rápido

– ¡Piquete no! No gustan

Lele tenía la voz muy ronca y las mejillas rojas. Su papá le acomodó el flequito.

– Pero no te va a doler vas a saber. Sólo te va a doler poquitito poquitito.

– No gustan enfelmela.

– Es por tu bien. Para que te sientas mejor. – intervino Johnny, besándole la frente. – Por favor mi bebé ¿Si? Pórtate bien. Es un piquetito como una vacuna.

Lele frunció el ceño pero asintió porque era un bebé bueno. Aún así, lloró al ser sujetado por otras dos enfermeras mientras Sojeong le extraía la sangre necesaria para los análisis, pues aunque se comportó muy valiente ellas tenían que asegurarse de que su pacientito no tuviera moretones en las venas por moverse.

– ¡Gloselas! ¡Son gloselas!

Gritó sollozando mientras veía los tubos de muestra pequeños llenándose de su sangre. Sojeong aprovechó el piquete para ponerle a Lele un suero con medicamentos para el dolor y fiebre, lo cual mantuvo al bebé bastante indignado porque no podía jugar con las manos de su papá, ni ir a mirar las salas continuas pintadas con animalitos y personajes animados.

– Papá, quielo a mi papi. Onta.

Susurró con los párpados pesados. Nadie más que Taeil podía darle esa seguridad de amor materno que tanto anhelaba en ese momento y aún no llegaba con él.

– Papi ya no tarda en llegar mi amor. Fue a dejar a tu hermanito a la escuela.

– Toy bien asustalo.

– ¿Te digo algo? Yo te protegeré de todo lo que pase.

– ¿Ti?

– Si mi pecesito gordo. No tengas miedo.

Bear Family 🐻 JohnilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora