Bear Family 🐻 Johnil

Epílogo

– Tu hermana se fue justo antes de que yo llegara. Ella lloró mucho. Dijo que te extraña. Que quería bailar contigo en su graduación.

Miró las bonitas flores coloridas que la chica había dejado sobre la tumba de Mingi ese sábado por la mañana.

Desde que iba ahí sin falta los sábados, había dejado de ser tan hablador con los demás. Casi todo se lo contaba a él y era extraño porque creía que le respondía de alguna manera.

– Eso significa que sigues ahí. Porque aún te extrañan aquí. Yo también te extraño. No es justo...

El niño apoyó su rostro en las manos. Evidentemente no conoció a Mingi en vida, pero se había dedicado a investigar cada aspecto de él, llegando a conocerlo más y eso aumentaba su tristeza. Ni siquiera pudieron decirse adiós cuando se separaron porque no entendían que estaba ocurriendo. Le dolía la pérdida de alguien tan valioso y con tanto para darle al mundo como Mingi.

– La chica que te gustaba también vino a verte el otro día. Le dije que te conocía y que eras muy genial. Hasta le dije que tenías una moto. – le contó algo más animado, dejando las flores que llevó junto a las que ya estaban colocadas en el jarrón de metal y luego continuó comiendo un poco de lo que llevó para ese picnic. – Espero que puedas tener otra vida pronto y que nos encontremos de nuevo. Hoy estudié algo sobre la teoría de cuerdas, para mi examen para la universidad aunque aún no sé que cosa estudiaré ¿Crees que sea bueno en algo así como economía o finanzas o alguna ingeniería como mi papá? Mi hermano se la pasa haciendo trazos y diseños muy exactos. Eso no me llama la atención pero a él le sale todo muy bien siempre, es el mejor de su carrera. Bueno el punto es que dicen que ahí todo es posible y creo que sí pudimos conocernos, en algún otro lugar nosotros somos amigos o algo así. Las cosas van bien Mingi, creo. Ay no.

Chenle se cubrió la cara poniéndose la capucha de la sudadera que le robó a Johnny al ver la conocida silueta femenina parándose frente a él y fingió buscar algo en el césped, tanteando con los dedos torpemente, esperando pasar desapercibido por la jovencita que usaba un muy bonito conjunto tipo pants rosado bebé.

– Hola...

– Hola señorita buenos días.

– ¿Conocías a mi hermano?

Chenle no creía conveniente que ella supiera quién era.

– No. Estoy buscando algo.

– Ah, es que te he visto viniendo a visitarlo muy seguido y quería preguntar.

– No. Soy ciego.

Ella no pudo evitar reír y negar con la cabeza, poniéndose de rodillas frente a él. Le parecía obvio que estaba mintiendo, pero no le generaba desconfianza.

– ¿Así que eres ciego?

– Un poco sí. De este ojo. Es que tuve un accidente. De hecho ahí conocí a tu hermano. – señaló su ojo izquierdo el cual ella miró a detalle como buscando algún defecto que nunca vió. – Lo conocí porque estábamos en el mismo hospital y un día platicamos y nos hicimos muy amigos.

– Eres el único amigo que viene a verlo tan seguido. Quería darte las gracias ¿Cómo te llamas?

– Chenle ¿Tú cómo te llamas?

– Emma.

– Qué bonito nombre.

– Gracias.

– Así se llamaba mi primer árbol bonsái. Bueno se llama, sigue vivo en el jardín y mi papá lo cuida...

Los dos se sonrieron espontáneamente y miraron las flores. Justo cuando pensó que se había zafado de la situación una conocidisima cara apareció frente a sus ojos, mirándolo con sorpresa.
Emma le sonrió al recién llegado, que no dejaba de mirarlo a él.
Chenle sintió sus mejillas arder en carne viva cuando el mayor le acarició la mejilla con el pulgar por un segundo.