Cuidados

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– ¿Cómo me veo?

Taeil terminó de acomodarse el cabello con el peine, sintiendo la mirada de Johnny a través del enorme espejo del baño. El alto arrullaba a Chenle, que estaba cómodamente dormido luego de haber comido a las cinco y media de la mañana.

– Te ves muy guapo. Estás hermoso, amor. Eres bellísimo.

El castaño le sonrió de lado, tímido mientras trataba de anudarse la corbata antes de girar hacia él y abrazarlos a ambos. Johnny le besó la frente mientras él acariciaba la mejilla de Chenle y lo llenaba de besitos.

– Le toca comer en una hora y media. Quisiera darle antes de irme pero está muy lleno aún y luego le da reflujo.

– No te preocupes mi amor, yo me encargo. ¿De verdad no quieres que te lleve? No quiero que manejes tanto tú solito. Pobrecito de mi Taeyomi precioso.

Johnny lo hizo reír con los besos tronados que le daba en la cabeza y se acomodó para darle un piquito.

– Me encantaría que me acompañes, pero hace mucho frío y los bebés están calientitos durmiendo.  Sólo tengo que conducir cuarenta minutos, no es mucho tiempo tampoco.

Se abrazaron cuidando no aplastar a Chenle y se besaron con ternura por minutos, sin querer separarse.

– Si necesitas algo sólo dime, amor. Con muchísimo cuidado, lindo.

– Cuídate mucho. Y cuida a los bebés, no pelees con Haechannie.

– Trataré.

– Te amo, John.

– Yo te amo a ti.

Taeil suspiró, se sentía triste por tener que irse a un congreso toda la mañana del sábado que debían estar juntos. Johnny lo llevó hasta la puerta sin soltar su cintura y antes de salir Taeil regresó para abrazarse a él otra vez.

– Te amo, Johnny. Enserio te amo, mi vida.

El mayor le permitió unir sus labios con brusquedad y de no ser porque el aire frío estaba colándose por la puerta y su hijo les preocupaba, no hubieran podido separarse para cerrar de nuevo la puerta. Ambos apreciaron a su bebé y luego Johnny pasó el dedo índice por el cuellito de Chenle, quitándole pelusas del pliegue.

– ¿Lo bañaste ayer Taeyomi?

El castaño abrió y cerró la boca antes de negar con la cabeza, apenado con su pobre bebé cochino.

– Se me olvidó... Pero anteayer si lo bañamos. Es que hacía frío. Aparte Chenle se mueve mucho amor, sabes que me da miedo que se me caiga.

– Ay, Taeyomi. Con razón huele extraño.

– No seas grosero, nuestro bebé huele riquísimo.

Johnny negó con la cabeza, sonriendo levemente.

– Claro que huele riquísimo, salió de tu tripita, pero no te preocupes. Yo lo baño más tarde. Que Hae me ayude.

Taeil lo miró agradecido y se puso de puntitas para besarlo de nuevo.

– Eres un hermoso papá Johnny. Me encantas. ¿Ya te dije que te amo?

– No me lo dijiste.

– Pues te amo, amor precioso mío.

– Yo te amo mil veces más, eres todo lo que quiero. Vuelve temprano mi cielo.

Se besaron acaloradamente un par de veces más y luego el alto lo dejó irse. Regresó a la habitación y se acomodó de nuevo en la cama para descansar, sin soltar el abrazo con Chenle. Era muy agradable dormir abrazado de su bebé y creía que a su hijo también le gustaba porque se estiraba plácidamente sobre su pecho. Estaba a  punto de dormirse cuando miró de reojo a Haechan bajarse de su camita infantil para dirigirse todo adormilado a la cama principal, buscando a Taeil en su sitio habitual. Palpó y sorbió por la nariz al sentir el lugar vacío y abrió bien sus ojitos, desesperado.

Bear Family 🐻 JohnilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora