Diez meses

552 58 19
                                    

– Bish bish bish

Johnny estaba sentado en la alfombra, mirando a Lele balanceándose de adelante hacia atrás en su caballito bisonte con una gran sonrisa en su cara, aún cuando llevaba cerca de media hora en ello.

– Qué tierno eres mi bebé precioso.

Chenle se rió al deslizarse más fuerte y casi salir volando, emocionado por la adrenalina. Johnny puso la mano en la colita del juguete para regular la velocidad en que el pequeño jugaba y no fuera a accidentarse.

– Ya fue mucho bish. Se te van a hacer las patitas chuecas mi bebé.

– ¡Papá!

– Ya fue mucho, amor.

Chenle se removió con el ceño fruncido al ser levantado por su papá y luego ser acosado con besos llenos de ternura y no dudó en golpearle la cara porque no estaba haciendo lo que él quería. John le mordió el dedito pulgar con suavidad, haciéndolo carcajearse y lo llevó a la habitación para tomar su caminadora infantil y poner a su bebé de pie frente a ella.

– ¿Brr?

– Vamos a caminar un ratito.

Johnny puso las manos en la inexistente cintura de su enanito, ayudándolo a dar sus habituales pasitos por todo el departamento, aunque Lele ya podía hacerlo por su cuenta. Lo dejó andar solo, sonriendo divertido detrás de él porque sus cortas piernitas lucían demasiado tiernas dando sus primeros pasitos con apoyo.

– ¡PAPÁ LLEGAMOS! ¡TLAJIMOS ARTICULOS! ¡TE TLAJIMOS ALGO DE VEIDÁ!

Haechan entró a su hogar luego de un ajetreado día de compras con su papi Taeil, asustando a Chenle por sus gritos. El bebé se soltó y cayó hacia adelante en el piso rugoso de la cocina, pero Johnny alcanzó a poner la mano justo para evitar que su barbilla se golpeara. Aún así Lele parpadeó confundido y luego comenzó a llorar por el susto ya que nunca había tenido ningún accidente así.

– ¡No poblecito! ¡Se cayó el pecesito goido!

John abrazó al bebé, intentando consolarlo con pequeñas caricias mientras Haechan se movía inquieto a escasos pasos de ellos. Taeil se acercó para tocarle la carita enrojecida y húmeda, pasando los pulgares por sus pequeños rasgos.

– No llores mi amor no te pasó nada. Shhh.

– Yaaaa, mi pobre bebé chiquito. Awwwwww, mi gordo llorón.

El pelinegro besó la mejilla del bebé, que gritaba a todo pulmón hasta quedarse sin aliento con sus ojitos cerrados. Taeil miró los nudillos de su esposo e hizo un puchero, pasando el pulgar cerca de ellos.

– Te abriste la piel mi amor.

Susurró Taeil mostrando la sangre ajena y  sorprendiendo un poco a Johnny que no había sentido realmente el golpe que recibió.

– ¡Noo, poblecito papá de veidá!

Haechan hizo un puchero muy triste y gritó, asustando más a Chenle. Abrazó a su papá por las piernas, enterrando la carita en su pancita para darle consuelo.
Cuando por fin pudieron calmarlos Johnny dejó a sus hijos en la sala de estar, viendo un documental mientras Taeil le curaba la pequeña raspadura. El castaño hasta le preparó a Haechan sus palomitas que Lele veía con anhelo, salivando.

– No puedes comeit esto pecesito goido. De veidá.

– ¡Hachi!

Chenle estaba apoyado sobre el bracito de su hermano, medio sentados en la alfombra.

– Que no.

– ¡Sh!

– No de veidá bebé.

Haechan agarró la cabeza de Chenle algo tosco para llenarlo de besos, haciéndolo lloriquear falsamente. Sus papás ni se alarmaron porque ya conocían ese llanto de molestia cuando Hae se pasaba de cariñoso.

Bear Family 🐻 JohnilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora