Hello Future: pt. 25

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¿Sería que para los padres los primeros hijos eran más especiales que el resto? Quizá con ellos se desarrolla más empatía y admiración mutua. Quizá hay una confianza mayor. Quizá el amor es más grande.

Chenle no lo sabía, porque por el momento sólo podía sentir. A lo mejor un día hacía un estudio sobre ello.
Hipó mientras se secaba las lágrimas con la sudadera. Se había alejado mucho de casa y ya había cumplido las primeras veinticuatro horas sin que nadie supiera dónde estaba. El hospedaje en un hotel la noche anterior lo había dejado sin fondos y viajó todo el día intentando ir al bosque, pero ni loco entraría ahí tan noche.

Ignoró a las personas que lo miraron raro por llorar en la vía pública y luego de sorber por la nariz intentando calmarse prestó atención a su alrededor, enfocando la vista sus hinchados ojos.
Una cafetería con luces amarillas atrajo su atención: no le vendría mal comer algo porque no quería terminar vomitando por tener el estómago vacío. Aseguró su bici y caminó hasta ahí, entrando con timidez al local.

– Buenas noches.

Susurró con la voz medianamente plana y miró el menú mientras tocaba sus bolsillos. No había guardado mucho efectivo, lo cual lo metía en un problema porque la tarjeta de su papá les indicaría dónde estaba y lo último que quería era verlos, no los necesitaba.

– Buenas noches ¿Qué deseas ordenar?

Según sus cuentas, le alcanzaba para un sándwich y un chocolate caliente pequeño. Los pidió y luego esperó fingiendo una sonrisa a la encargada, que no parecía nada felíz mientras daba las instrucciones a los cocineros detrás.

– Son 9998 wones, por favor.

– ¿Uh? – miró con el ceño fruncido a la chica, que tenía su orden lista en una bandeja frente a él.  – ¿Por qué?

– Porque pediste el chocolate grande.

– Pedí el pequeño.

– No, pediste el grande.

– No, por favor cámbielo. No me alcanza. Por favor.

– Mira, niño. – una cajera mayor se acercó con molestia, viéndolo de arriba a abajo ¡Cómo se atrevía! Esa sudadera se la había regalado su papá Johnny y estaba limpiecita. – Si no te alcanza vuelve con tus padres. No estamos jugando sino trabajando.

– Eso no es necesario. Yo pago lo suyo. No tiene por qué hablarle así a un niño. – Chenle vió la pálida mano entregar su tarjeta para que le cobraran y suspiró, mirando su sándwich. – Yo pediré una baguette de pollo con verduras y un batido de yogurth de fresa. Y deme otro sándwich para el niño. Oye, tú ¿No me vas a saludar?

Chenle no necesitaba verlo para saber quién era. Doyoung le desordenó el pelo y dió palmaditas en su espalda.

– Hola, tío ¿Tío? Doyoung.

– Hola ¿Qué haces aquí tú solito?

– Mmmh, nada pues aquí paseando.

– ¿Paseando a media noche a casi dos horas de tu casa? No te creo.

Chenle lo ayudó a llevar la bandeja hasta una mesa algo apartada del resto. El adulto se sentó frente a él, apoyando su barbilla en una mano mientras lo miraba comer. Decidió dejarlo tranquilo para que pudieran disfrutar su comida y así fue. Terminaron hasta entreteniendose juntos con el canal de vídeos de música que estaba en la tele.

– ¿Por qué estás comiendo a estas horas tío Doyoung?

– Estaba terminando de revisar unas tesis. Tu papá y yo tenemos mucho trabajo. – la expresión de Chenle al mencionar a Taeil no pasó desapercibida por el adulto. – Estaba hambriento y que bueno que salí para encontrarte. ¿Tú por qué estás aquí?

Bear Family 🐻 JohnilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora