3/8/1995
Harry sabía, lógicamente, que no debía tocar las cosas de la Casa de los Black. No con las manos desnudas y sin supervisión. Cuando había llegado aquí, hacía sólo un par de semanas, le habían dicho repetidamente que la mayoría de las cosas de la casa estaban malditas y que la mayoría necesitaban un manejo delicado por parte de la señora Weasley. Luego Sirius había pasado casi todas las mañanas y tardes que tenían juntos para reforzar esa creencia.
Walburga Black, la madre de Sirius, que técnicamente era también su tía, era una arpía de mujer que gritaba más que hablaba, y sabía que a Sirius no le gustaba más de lo que le gustaba estar atrapado en un espacio oscuro y pequeño. Sirius le había confesado que se sentía como si estuviera de nuevo en Azkaban, sin poder escapar y con la única compañía de los malos recuerdos y los gritos de su madre. En su opinión, Sirius debería salir al mundo muggle y divertirse, y tal vez comer más.
Pero Sirius no escuchaba. Se limitaba a decirle a Harry que estaba aquí por orden de Dumbledore y que no podía hacer nada. Eso lo había indignado mucho. Esta era la casa de Sirius, aunque no le gustara, y no debería tener que responder ante Dumbledore ni seguir sus órdenes aquí. Había vivido en el Mundo Mágico lo suficiente como para que algunas cosas se le quedaran grabadas, en sus noches a solas vagando por la biblioteca de Hogwarts bajo su capa de invisibilidad, y era que nadie podía decirle a un Lord lo que tenía que hacer en su propia casa. Así se lo había dicho a Sirius, pero el hombre se había limitado a replicarle que técnicamente no era el Lord. "Tú sigues siendo un Black, y él no" le había dicho, pero Sirius era como un muro inamovible y se había rendido.
Así que ahora estaba explorando por su cuenta, demasiado enfadado con Hermione y Ron como para ir a hablar con ellos y demasiado receloso de que a los Gemelos se les permitiera hacer magia fuera del colegio como para ir a pasar cualquier cantidad de tiempo cerca de ellos: primero les dejaría montar la carrera de la libertad, gracias. Parecía que las únicas palabras que sabían decir los presentes eran "Dumbledore dijo" o "Dumbledore ordenó" y él ya estaba harto.
Así que ahora estaba en un dilema, porque su mano estaba pegada a una... especie de bola mal decorada que rezumaba chispas negras de magia y esto tenía mala pinta. Lo último que oyó antes de caer al suelo fueron los gritos de Sirius y Ron y sus pasos corriendo hacia él.
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THE MISSING PARTS OF HISTORY
FanfictionEn retrospectiva, Harry podía admitir que tocar cosas al azar en Grimmauld Place no había sido una buena idea. Sin embargo, era un poco tarde para eso. Varado en el tiempo, sin camino de regreso a casa, Harry tuvo que aprender a hacer frente a su vi...