Cap. 15

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Quería gritar; levantarse de la cama y comenzar a saltar cómo un niño pequeño; quería llorar y abalanzarse ante el chico que estaba frente a él; quería hacer muchas cosas, pero no quería asustar al menor ya que si hacía todo lo antes dicho, podría ponerlo incómodo.

Por eso solamente dejó escapar unas lágrimas de pura felicidad y después palmear su cama, invitando a que el castaño se acercarse y se sentara.

— Ven, Quín. Siéntate aquí conmigo. — dijo intentando sonar lo más tranquilo posible y que su voz no se quebrara.

Joaquín limpió sus lágrimas con ambas manos y caminó hacía él.

— Emilio, quería verte, fueron muy feos éstos días sin tí. — dijo apenas se sentó en la cama. — me quitaste el sueño, Emilio Osorio.

Y ahí estaba otra vez, no pudo aguantar el llanto y se quebró.

— Tú no tienes una mínima idea de lo mal que pasé éstos 7 días desde que no te ví. — hipó. — Te extrañé muchísimo, Quín.

— No llores, Emilio. No llores porque no me gusta verte llorar, me duele el pecho cuándo te veo hacerlo. — dijo masajeando su pecho.

— Lo siento, bebé, es sólo que — se dió cuenta que su madre estaba aún presente cuándo escuchó un click y observó a la mujer, quién estaba lloriqueando mientras tenía su celular en mano. — Mamá, ¿Qué estás haciendo? — Joaquín también fijó su mirada en la mujer que seguía llorando.

Movió sus manos frente a sus rostros.

— Lo siento, lo siento. Es que fué tan lindo su reencuentro, Dios, me voy a morir de amor con ustedes. — chilló dando pequeños saltitos.

Las mejillas del castaño se tiñeron mientras agachaba la cabeza y Emilio soltó una risita, su madre era demasiado especial.

— Deja tu escena de fan girl que estás incomodando a Joaquín. — se quejó divertido.

— ¡Ay pero es que! ¡Míralo, Mailo, se ha sonrojado! ¡Eres una cosita muy tierna, Joaquín!

El castaño ladeó la cabeza mientras jugaba con sus dedos.

— Usted es una mujer muy graciosa y linda, señora Niurka. Me cae bien y sólo la ví una vez. ¿Eso es bueno, no?

— Vas a matarme, precioso, enserio vas a matarme. — chilló la rubia. - yo apenas te he visto y ya te adoro.

— Nunca intentaría matarla, Niurka, yo jamás haría algo así. — dijo rápidamente levantándose.

La rubia respiró hondo para luego asentir efusivamente.

— Lo sé, cariño. - respondió. — es una manera de decirte que me causas mucha ternura, eres muy hermoso ahora veo porqué Emilio está- — se cortó en el momento en que su hijo la miró mal y negó. — uh... Yo... Voy a estar abajo con tu mamá ¿Está bien? Ustedes aprovechen para hablar y recuperar todo el tiempo que estuvieron alejados, seguramente se extrañaron mucho.

— ¡Ma'!

— Ya, ya, ya me voy. — rió — después nos vemos, dulzuras.

Y dicho eso, se retiró; Emilio bufó, pero después volvió a reír, Joaquín volvió a su lugar.

— ¿Cómo haz estado éstos días sin mí, Quín? — preguntó guardando sus manos para que éstas no se mandaran solas y se acercasen al castaño.

Ladeó la cabeza y los ámbar lo miraron por unos segundos hasta que se enfocó en otra parte.

— Estuve muy triste y enojado; no quería estar sólo en casa con mamá y papá no me dejaban venir a verte antes. — juntó sus manos en su regazo. — Emilio, ¿Tú ya no querías cuidarme más?

Osorio negó rápidamente.

— Eso no es así, Quín. — respondió. — yo no quería alejarme de tí, no quería hacerlo. Tu papá dijo que eso era lo mejor, pero no lo fué; estaba muriendo por no poder verte-

— ¿Muriendo? ¿Te estás muriendo? — preguntó rápidamente levantándose y acercándose al rizado. — ¿Te sientes mal? ¿Necesitas ir al médico?

Sonrió con ternura para luego negar.

— Ya no necesito nada de eso, Joaco. — respondió. — todo lo que necesitaba era verte.

— Yo también necesitaba verte, Elyzabeth fué a casa el miércoles y dijo que no te había visto cuándo le pregunté por tí. — hizo una mueca. — pero dijo que Leidy te había visto triste. Saber que estabas triste me hizo sentir lo mismo.

— Ya no estaremos más tristes, Joaco, ¿Sabes porqué?

— ¿Porqué?

— Porque no permitiré que nos aparten de nuevo. No voy a dejar que te vuelvan a alejar de mí, te necesito en mí vida, Joaquín.

Las comisuras de los labios del castaño se estiraron lentamente antes de que Emilio viera por primera vez a Joaquín sonreír.






Las comisuras de los labios del castaño se estiraron lentamente antes de que Emilio viera por primera vez a Joaquín sonreír

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Hasta el próximo capítulo AlbertXioW.

¿Puedo Abrazarte?  // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora