Cap. 21

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Cuándo Emilio despertó, lo que menos se esperó fué el hallarse sólo en la habitación. La hora marcaba las 7:20 y no pensó que el menor se encontrase levantado a un horario tan temprano cómo ese, por lo que tomando sus jeans y su camiseta, se los colocó rápidamente antes de salir de la habitación y bajar a la planta baja.

Cuándo llegó a la sala, no se imaginó encontrarse con su, ahora, suegro; sentado en uno de los sofás, con uno de sus tantos impecables trajes. Pero allí estaba Uberto Bondoni.

El mayor lo vió entrar y rápidamente se levantó, caminando en su dirección; tomándolo por su hombro, el pelinegro lo hizo girar volviendo a caminar por dónde anteriormente había venido.

— Necesito hablar contigo, Emilio. — musitó Uberto llevándolo escaleras arriba.

Volvieron al cuarto de Joaquín y una vez que estuvieron dentro de la misma, cerró la puerta detrás suyo.

— Okey, empezaré por decirte una cosa antes que nada. — dijo frotando sus manos. — cuándo Joaquín me dijo que ustedes ya eran novios no me sorprendió a tal magnitud, ya que sabía que ésto pasaría tarde ó temprano. Pero de igual manera, me tomó por sorpresa; ya que no esperaba que sea tan pronto. — dijo y sus ojos ámbar lo observaron.

Emilio tragó duro, pero de igual manera no se dejó intimidar.
— Señor Bondoni, esperaba poder decírselo más tarde, digo, cómo usted dijo, ésto era algo obvio. — repuso — y desde ya le informo que no me arrepiento de haberle pedido a Joaquín que sea mí novio y-

— No, no, Emilio. — interrumpió. — no estoy reclamándote nada. — hizo un gesto vago con la mano. — a lo que quiero llegar es a algo demasiado simple y espero que ésto quede claro. — su semblante se volvió serio. — mi hijo te ama, eso lo sabemos. — el rizado asintió con una sonrisa. — entonces... Lo único que espero de tí es que lo ames de igual forma. Y si tú llegas a lastimar a mí bebé... Si tan sólo lo hieres ó intentas hacer algo que lo perjudique..., Que me perdonen mis ancestros, pero voy a tener que romper tu cara.

Emilio asintió rápidamente. — voy a cuidar y amar a Joaquín de la manera que él merece y no pienso jamás faltarle el respeto ó hacer algo que lo lastime. Primero prefiero matarme antes de herir a mí bebé.

— No le digas "mí bebé" él es mí bebé, Emilio.

— A Joaquín le gusta que sólo yo le diga "bebé" señor Bondoni. — sonrió triunfante. — y quédese tranquilo, Joaquín no sufrirá nada malo estando conmigo.

Unos pasos se escucharon aproximarse y luego, la puerta se abrió, dejando ver a Joaquín adentrarse a la habitación, con una bandeja en sus manos.

— Buenos días, Emilio. — saludó el castaño caminando hacía el buró y dejando la bandeja allí. — oh, ya le dije a mis papás que somos novios. — avisó... Algo tarde.

De igual manera, Emilio sonrió. — está bien, amor.

— Te traje el desayuno, es la primera vez que hago ésto. — dijo señalando la bandeja. — no sé si estará bien, pero cómo dije, es mí primera vez.

— Estoy seguro que me fascinará. — espetó.

Joaquín desvío su mirada hacía su padre.

— Oh, papá. ¿Qué estás haciendo aquí? — cuestionó.

— Uhm... Nada, estaba hablando con Emilio, nada de que preocuparse, bebé.

— Papá, no me digas bebé. — regañó, Emilio sonrió triunfante.

— Pero dejas que Emilio te llame así, ¿Porqué te molesta cuándo yo te lo digo? Soy tu padre. — se quejó molesto.

Las mejillas del castaño se tiñeron y bajó la cabeza antes de volver a subirla.

¿Puedo Abrazarte?  // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora