Cap. 71 - Final

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Desde la noche de la exposición, cuándo Joaquín le confirmó a Shiffer y Bertonelli que aceptaba la propuesta de irse con ellos, comenzaron los problemas y discusiones; pues el menor se encontraba demasiado nervioso con el hecho de que tendría que dar ese drástico paso y el cambio que ésto haría en su vida.

Emilio, por su lado, intentaba calmarlo con todo lo que estaba al alcance de sus manos; no había mucho que hacer, ya que cualquier cosa que él le dijera, terminaba tomándoselo a mal, con la misma frase de siempre "eres tú el que me quiere lejos, ya no me quieres más." Y realmente le dolía eso, porque lo que menos quería era que Bondoni pensase que quería "deshacerse" de él. Luego de las discusiones, venía el llanto y las disculpas y obviamente le perdonaba todo; no podía culpar a su bebé, la situación sobrepasaba todos sus límites.

Solo quedaba 1 semana para que el mes se cumpliera y la fecha del pasaje llegara.

Sólo 7 días para disfrutar de la compañía de su pequeño y no podía hacerlo porque él se la pasaba repasando todas sus pertenencias; su neceser y sus valijas; ordenando todo y tratando de no olvidarse nada.

Estaba en el cuarto, doblando las última prendas mientras el rizado sólo lo observaba desde el umbral de la puerta, apoyando su hombro y sus brazos cruzados en completo silencio; sintiéndose cada día más peor que el último.

Porque era cómo si hubieran reseteado la mente del menor y ahora era un robot que ni siquiera le prestaba la mínima atención.

— Ya has revisado esa maleta 3 veces ésta mañana, Joa. — le dijo en un tono bajo.

El castaño no dejó de hacer lo suyo, doblaba prolijamente cada prenda.

— Necesito saber que todo está en orden, no puedo olvidar nada.

— Cariño, ya deja eso. Ya tienes todo en las maletas. — pidió acercándose por fin a él y sentándose en la cama. — Sólo queda 1 semana para estar juntos. ¿Podemos simplemente disfrutarla?

El castaño por fin dejó lo que estaba haciendo, girándose hacía él y una mueca de disgusto estaba pintada en su cara. No dijo nada, simplemente se acercó y se sentó a su lado observando sus manos sobre su regazo.

— No quiero pensar en que falta tan poco tiempo para irme, si estoy haciendo muchas cosas es porque quiero mantener mí mente ocupada. En las noches me cuesta mucho dormir porque pienso en cómo será mí vida sin tenerte a mí lado, Emilio.

Debía mostrarse fuerte, no quería demostrarle lo afectado que se sentía por todo ésto, por lo que se forzó en sonreír y tomar la manito del menor para después besarla.

— No debes pensar en eso, vida mía. Vamos a vernos para las fiestas, ¿Recuerdas? No estarás sólo y hablaremos todos los días.

— No será lo mismo hablar por llamadas ó mensajes.

Asintió. — Sólo será por un tiempo, cariño. Además, debes pensar en todos los proyectos que tienen para tí, tus promociones y los cuadros hermosos que sé que crearás.

Giró su rostro para verlo a los ojos. — ¿Tú no estás triste? — ladeó la cabeza. — ¿No te sientes igual que yo?

— Precioso, estoy triste también, pero también me siento feliz al saber que mí bebé podrá cumplir su sueño de convertirse en un gran artista. — levantó su mano libre para acariciar levemente la cálida mejilla ajena. — Y nuestro amor es fuerte, Joaco. Ni siquiera los Dioses allá arriba podrían separarnos.

Sus ojitos ámbar se llenaron de lágrimas, sin embargo sonrió y acercó su rostro para apoyar su frente junto a la del rizado.

— Te amo muchísimo, mí Emilio.

¿Puedo Abrazarte?  // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora