Cap. 5

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Y cómo había sido planeado, a las 2 en punto el timbre estaba siendo sonado. Leidy se había sentido extremadamente feliz y emocionada cuándo Emilio le dijo que las invitaba a ella a su novia a la casa de, cómo el rizado había dicho, su nuevo amigo.

Por lo que no dudó en aceptar la propuesta de su mejor amigo.

Así que allí estaba, junto a su novia a la espera de que su amigo las recibiera.

Elyzabeth había insistido en no ir, porque tal vez a Joaquín no le iba a caer bien, pero en cuánto la pelinegra musitó las palabras Joaquín quiere conocerte a tí, fué cómo una niña a la que llevan a una juguetería todo el camino.

Ahora estaba nervioso y no paraba de moverse de aquí para allá, los segundos que Emilio tardó en abrir le resultaron completamente eternos.

Hasta que finalmente, la entrada fué abierta.

— Que puntual, Sánchez. — dijo Osorio, acercándose a saludar a la pelinegra con un abrazo que fué correspondido inmediatamente.

— Ya me conoces, Osorio.

— Hola, Elyzabeth. — dijo el oji-café.

La ojinegra unió sus dos índices mientras ladeaba la cabeza y asintió. Sólo dejaba que Leidy la tocase y muy pocas veces lo hacía cuándo estaban en compañía de terceros, pero si alguien más quería tocarla, ésta se lo impedía.

Emilio por supuesto lo entendió e imitó el gesto de unir sus índices y separarlos 2 veces, cómo muestra de saludo.

— Vengan, Joaquín está viendo televisión, estaba esperándolas desde que les dije que vendrían.

— Es genial, Mailo. — espetó la pelinegra para después observar a su novia. — vamos, Ely, entremos. — extendiendo su dedo meñique, esperó a que la ojinegra lo tomara.

Así lo hizo, con algo de dificultad, pero lo hizo.

Osorio se hizo a un lado, dándoles el espacio para que entrasen, una vez que cerró la puerta las guió hasta la sala en dónde el castaño se encontraba. Elyzabeth fué la primera en acercarse, sus manitos juntas y ladeando su cabeza observando al castaño aún más de cerca. Se agachó y lo observó, Joaquín se quedó callado también observándola. Ladeó la cabeza de un lado a otro, Elyzabeth hizo lo mismo.

Leidy y Emilio se quedaron inmutados. Intercambiaron miradas confusas, pero no dijeron absolutamente nada.

La ojinegra se enderezó y después, sin decir nada aún, se sentó a un lado del castaño, el cuál se corrió hacía la punta del sofá. Aun mirándose.

— Hola, Joaquín. Soy Elyzabeth ¿Emilio te habló de mí? — dijo la ojinegra uniendo sus deditos índices.

— Hola, Elyzabeth. Sí, Emiloo me dijo que tienes novia ¿Cómo le dijiste que sí? — soltó sin más.

— Oh, bueno Leidy me dijo que ella me amaba y que quería ser mí novia, yo no entendía mucho lo que eso significaba. — ladeó su cabeza. — pero ya me acostumbré. Ella es muy linda conmigo ¿Sabes? Nunca se burla de mí por ser autista. Eso es bueno ¿No?

— Es muy bueno, ¿Tu novia querrá ser mí novia también?

Y fué momento de intervenir, al menos eso pensó Emilio, quién se acercó a ellos rápidamente.

— No, Joaquín. — dijo el rizado mirándolo incrédulo. — no puede ser tu novia, ya es novia de Elyzabeth, sólo de ella.

— Exactamente, Joaquín. Leidy es mía. — dijo Elyzabeth levantándose y caminando hasta dónde su novia estaba parada aún sin poder creer lo que sus oídos escuchaban. — ella es mí Leidy, mírala, Joaquín. ¿Es linda, no?

¿Puedo Abrazarte?  // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora