Cap. 37

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Mata fué quién se aferró con fuerza a la cintura de la pelinegra mientras apoyaba su frente en el pecho de su novia.

— Quiero irme contigo ahora mismo, Leima. — musitó abrazándola con fuerza, Sánchez sonrió y depositó un beso sobre la negra cabellera.

— Falta muy poco para poder irnos, sólo debemos hablar con tu madre. No quiero que Paty tenga problema alguno con ello.

La ojinegra se separó unos centímetros.

— También debo decirle a mí padre, Leima. — espetó observando el rostro ajeno. — lo haremos, ¿Verdad?

— Yo... No creo que sea una buena idea.

— ¿Porqué no? Mí padre tiene derecho a saber sobre mí vida de igual manera que mamá.

— Ely, luego de lo que pasó la otra noche, tu padre no querrá verme a la cara... Y para serte sincera, yo tampoco quiero verle la cara de cu-seriedad que pone cada vez que estamos frente a frente.

Frunció los labios, ladeando la cabeza pensativa.

— Pero puedes hacer una tregua con mí padre. Ambos deben dejar de querer hacerse daño entre ustedes. Hazlo por mí, ¿Si?

Sánchez observó los ojos oscuros hipnotizada, no podía negarse a nada que Elyzabeth le pidiera si la miraba de esa manera.

Depositó un rápido beso en la frente de su novia y asintió.

— Bien, sabes que lo haría todo por tí, mí amor.

— Muchas gracias, Leima. — respondió abrazándola fugazmente.

En ese momento Bondoni volvió a la cocina con una mueca triste mientras caminaba desganado.

— ¿Qué te ocurre, ojitos lindos? — cuestionó Mata acercándose a su amigo y mirándolo preocupada.

— No podré hacerlo, ricitos. No puedo hacerlo, no puedo. No sé cómo hacerlo. — respondió moviéndose de un lado a otro mientras oprimía sus deditos con fuerza.

— ¿Qué no puedes hacer, Joaquín? — agregó la pelinegra. — he visto tu cuadro y quedó fantástico.

Bondoni negó mientras se sentaba en una de las banquetas.

— No estoy hablando del cuadro. — respondió. — yo... Yo uh... Quiero besar a mí novio, pero no sé cómo hacerlo.

Sánchez levantó las cejas sorprendida antes de sonreír cómo una idiota. Si su amigo se enteraba de ésto, estaba completamente segura que estaría gritando cómo fangirl frente a su ídolo.

— ¿Quieres besar a Emilio? — habló la ojinegra. — bésalo, ¿Cómo que no sabes hacerlo?

— Jamás he besado a nadie en mis 19 años de vida, Elyzabeth. No sé cómo hacerlo. Tengo miedo, nervios, ansiedad, ¿Y si lo intento y no puedo? ¿Y si lo hago y no lo hago bien? Ayer estuve a punto de hacerlo, ¿Sabes? Quise hacerlo, pero no pude y sólo toqué su rostro.

— ¿Porqué no estaba enterada de ello? — cuestionó indignada la pelinegra. — Osorio vá a pagarme ésto.

Mata observó mal a su novia para luego volver a poner su atención en su amigo.

— No lo pienses mucho, Joaquín ó no podrás hacerlo. Sólo cierra tus ojos y besa a Emilio.

— Es fácil para tí decirlo, Elyzabeth. Tú puedes besar a tu novia, pero yo no puedo hacerlo con Emilio. — ladeó la cabeza. — ¿Cómo se besaron por primera vez?

¿Puedo Abrazarte?  // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora