Cap. 43

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El viaje hasta la casa de Leidy y Elyzabeth estaba siendo bastante silencioso, pero ésta vez se sentía la incomodidad en el aire; era la primera vez que Osorio se sentía de esa manera junto a su pareja.

Y sabía que era su culpa, trató de una manera distante a Joaquín sólo por el hecho de haber sentido celos, lo cuál ahora estaba carcomiendo su conciencia.

Aclaró su garganta mientras hacía un cambio. — ¿Y cómo te fué hoy en tu primer día de clases? — cuestionó nervioso.

Bondoni se encargaba de ver sus alrededores a través de la ventana.

— Me fué muy bien, los profesores son muy buenos y fué sencillo. — contestó sin girar su vista. — ¿Y tu trabajo?

— Me alegro mucho por tí, amor mío. — respondió volteando a verlo un segundo antes de volver la vista a la ruta. — me fué bien, Leidy y yo estamos en el mismo piso ahora.

— Está bien. — asintió hablando por lo bajo.

— Bebé, lamento mucho mí comportamiento anterior. — soltó, le debía mínimamente una disculpa.

— ¿Porqué estabas tan enojado? ¿Hice ó dije algo que te molestara? No entiendo, Emilio. — cuestionó ésta vez girando hacía el rizado.

— No hiciste nada malo, mí amor. — negó tratando de no desviar su vista al camino. — yo... Bueno, es la primera vez que te veo hablar con alguien más que no sea Elyzabeth, ó Leidy. A lo que quiero llegar es que... — se sentía realmente avergonzado por ésto. — sentí celos al verte con ese nuevo amigo tuyo.

Sentía la mirada del castaño sobre él, pero no dijo nada por unos segundos que le parecieron eternos.

— ¿Estás celoso de Ethan?

— Si.

— ¿Porqué? — ladeó la cabeza con confusión.

— Porque... Agh... No me dá buena espina su presencia. Además no me gustó la manera en la que te mira, se le nota en los ojos.

Bondoni hizo una mueca soltando un sonido de duda mientras jugaba con sus dedos.

— Yo le hablé sobre tí, sobre lo que siento, no hay nada de lo que tengas que preocuparte. Digo, soy tu prometido — levantó su mano izquierda mostrando su dedo anular.

Osorio sonrió enternecido ante las palabras de su pareja.
— Lo sé, y te amo aún más por eso, mí amor. — volteó a ver rápidamente al castaño, quién le sonrió de vuelta. — es sólo que me sentí algo amenazado por su presencia.

— ¿Porqué deberías sentirte de esa manera?

— No lo sé, yo-...

— Yo te amo, Emilio. — interrumpió. — y eso no podrá cambiar, al menos, no en ésta vida.

— Y yo te amo a tí, amor.

Bondoni asintió y luego comenzó a contarle sobre lo que había hecho hoy en clase de pintura y luego escultura.










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¿Puedo Abrazarte?  // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora