¿Puedo Abrazarte? // Adaptación Emiliaco

Cap. 31

— Feliz cumpleaños a tí... Feliz cumpleaños a tí... Feliz cumpleaños, querido Emilio.

— Mailo.
— Emilio.
— Bebé.

— Feliz cumpleaños a tí.

Emilio despertó con el cántico al unísono por parte de sus padres; de su mejor amiga, de Elyzabeth y por supuesto de su novio; quién justamente tenía el pastel en sus manos.

Sonrió y sin poder evitarlo dejó escapar una que otra lágrima.
Tener a las 5 personas más importantes de su vida junto a él era lo único que necesitaba para ser feliz.

— Muchas gracias a todos. — dijo sorbiendo su nariz.

Su madre fué la primera en acercarse y abrazarlo. Su llanto por lo bajo le hizo darse cuenta de cuán afectada estaba por el tenerlo 1 año más junto a ella, sobretodo después de lo sucedido días antes.

— Mí pequeño bebé, te amo muchísimo. — dijo separándose para besarle todo el rostro. — te amo tanto, mí Lewis.

— Yo te amo a tí, mami. — respondió besando su mejilla.

Niurka se separó dándole lugar a su esposo, quién abrazó a su primogénito y después besó su frente. — te amo, hijo.

— Yo te amo aún más, papá.

Juan limpió rápidamente sus lágrimas antes de alejarse y dejarle lugar a los demás.

— Feliz cumpleaños, hermanito. — dijo Leidy abrazándolo con fuerza. — es mejor que nunca quieras dejarnos porque iría hasta el más allá sólo para patear tu inapreciable culo y traerte de regreso. — dijo intentando ser bromista, pero su voz falló en el intento.

Emilio rió mientras dejaba que la pelinegra lo abrazara.
— también te amo, Leima. — espetó con alegría.

— Feliz cumpleaños, Emilio. — saludó la ojinegra levantando su dedo meñique y acercándolo al rizado.

— Gracias, Ely. — dijo mirando rápidamente a su mejor amiga, quién asintió en su dirección, dándole el empujoncito para que él pudiera entrelazar su meñique con la contrario.

Fué el turno de Joaquín en saludarlo, así que todos se alejaron un poco, dándoles su espacio.

— Feliz cumpleaños, Mí Emilio. — dijo el castaño sentándose a su lado.

— Muchas gracias, mí vida. — agradeció.

La mano del castaño buscó la suya y entrelazó sus dedos con los de Emilio. Los ambarinos se posaron un segundo en sus manos antes de posarse en el rostro de Osorio y formar una pequeña sonrisa.

— Te amo, Emilio.

— Te amo mucho más, Joaquín. — quería besar el dorso de la mano de Bondoni, pero sabía que ya era demasiado, por lo que sólo apretó suavemente su agarre y acarició el dorso con sus dedos.

— ¡Hora de pedir un deseo y soplar las velas, Osorio! — interrumpió Sánchez haciendo que Bondoni se alejara y se pusiera de pié.

— Bien.

Leidy se encargó de encender las velas. Después de que Osorio cerró sus ojos y pensó en su deseo, sopló las velas, pidiendo internamente que lo deseado se cumpliera.

— ¡Hora del pastel! — vitoreó la pelinegra para después comenzar a repartir los platos, ayudando a su amigo a repartir el mismo.