Cap. 72 - Epílogo

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Años después...

— Dime qué no es cierto, Emilio. — exclamó con diversión la pelinegra mientras limpiaba sus labios de los cuáles había escapado la bebida al carcajear sorpresivamente por las palabras del rizado.

Osorio rodó los ojos divertido mientras  terminaba de limpiar sus manos. Amaba a la pelinegra porque cada vez que venía a verlo le hacía olvidar un poco de lo mierda que era su vida después de su separación con el castaño.

Intentaba no recordar aquel horrible día y es que las cosas no habían ido bien después de que Bondoni hubo viajado a Venecia.

Su comunicación era casi nula y es que siempre que era atendido por el menor, éste terminaba diciéndole que lo llamaba después ya que tenía asuntos que atender.

Los meses fueron pasando y él realmente intentó ponerse en el lugar del castaño; creyó que tal vez le costaba más al principio por el motivo de la adaptación.

Decidió ir a visitarlo para las fiestas, cómo habían acordado antes de su partida; su ilusión y su felicidad fueron devastadas en cuánto pisó la tierra italiana y fué a ver a Joaquín, el cuál por su trabajo no pudo darle el espacio que necesitaban ambos; el castaño había puesto todo de sí para ser el artista que debía ser. El que esperaban que fuera.

El problema fué, que por esa razón, Emilio fué desplazado totalmente de su vida.

No quería ser egoísta, pero lo extrañaba; quería a su adorado y tierno Joaquín de vuelta, por lo que sólo pudo esperar.

Esperar algo que nunca más volvió.

Era doloroso de recordar ese día en que todo, prácticamente, se fué a la misma mierda.












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FLASHBACK

Habían pasado 3 días después de la fiesta de año nuevo y se encontraban en el departamento del menor.

Joaquín se encontraba en su estudio, debía presentar algunos cuadros que serían expuestos en la galería y tenía los días contados.

No había podido concentrarse al máximo por haber estado discutiendo con el rizado esos últimos días; él sabía que estaba dejando de lado uno de sus sueños por elegir el otro. Pero ya era tarde para arrepentirse.

Osorio se adentró al estudio, apoyándose contra la pared, mientras observaba al castaño con sus ojos hinchados y rojos.

Bondoni se giró, dejando el pincel sobre la mesita que tenía a un lado del caballete, devolviéndole la mirada.

Ambos sabían lo que sucedería segundos después... Y aunque no querían que culminara, no había opción.

Tragó duro, intentando no romperse allí. Ya tendría todo el tiempo del mundo cuándo estuviera en el avión.

¿Puedo Abrazarte?  // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora