Cap. 34

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— ¡Emilio! ¡Emilio, despierta, vagales! ¡Osorio! ¡Arriba! — una aguda y chillona voz lo hizo abrir los ojos.

Al hacer lo dicho, se encontró con un par de ojos marrones, quién lo miraban espectantes.

— ¿Leima? ¿Qué haces aquí? ¿Qué hora es? — su voz salió rasposa y ronca.

— Son las 9 de la mañana, Mailo. — dijo tirándose de lleno a un lado del rizado. — te he querido despertar antes, pero no me prestaste atención y pues me fuí abajo a ver televisión y comer el estofado ese que estaba en la nevera.

Emilio rió divertido. — ¿No te dieron de comer en tu casa ó qué?

Sánchez ladeó la cabeza mirándolo mal.

— Si he comido en mí casa. pero mamá Niurka cocina muy delicioso y sabes que el estofado de mamá es mí favorito.

— ¿Estaba mamá cuándo llegaste?

— Nah, le envié un mensaje para avisarle que estaba en casa. Dijo que te despertara para que tomes tus medicinas. — explicó levantándose y tomando las pastillas y el vaso de agua. — hoy es nuestro día, Osorio.

— ¿Nuestro día?

— ¡Hoy es miércoles, idiota!

Osorio se sentó lentamente y tomó la pastilla para luego, pasarla con abundante agua.

— ¿Si sabes que no puedo ir contigo a la cancha hoy, verdad?

— Tienes tú silla de ruedas por algo, profesor X. — rodó los ojos.

— ¡Oye! — se quejó. — no me llames profesor X.

— ¿Debería decirte Charles? ¿Ó Xavier?

— Por estarte burlando de mí, no te acompañaré a ningún lado, tonta.

La pelinegra hizo un puchero y rápidamente apretujó las mejillas del menor.

— ¡Pobre bebé sentimental! ¡No le gustan las bromas!

Intentó parecer serío, pero terminó riendo para luego alejar las manos molestas de su rostro.

— ¡Ya! ¡Basta, Leima!

— ¡Pobrecito mí bebé chiquito! ¡Está sensible!

— ¡Ya, basta, déjame! — dijo riendo más fuerte.

— Si no tuvieras esa cicatriz en tu abdomen estarías muriéndote de risa ahora. — refutó señalándole. — te haz salvado por ahora.

— Cómo sea. — Emilio sabía muy bien que había una razón tras la visita tan temprana de su mejor amiga. Leidy no solía levantarse tan temprano. — ahora, suelta la sopa, no haz venido aquí solamente para que me des esa pastilla, ¿Qué ocurrió, Leima?

— Ey, no sólo Joaquín se preocupa por tu salud, tarado. — Emilio hizo una mueca incrédula, así que rodando los ojos, se preparó para contar lo que le afligia. — es Elyzabeth. Está enojada conmigo. — dijo haciendo una mueca de tristeza.

— ¿Porqué? — cuestionó preocupado.

— He peleado con Ricardo anoche. Fué una discusión bastante jodida. — chasqueó su lengua. — el tipo después de 4 años sigue viéndome cómo "no digna" de Ely y no me quiere a su lado.

Osorio rodó los ojos. — ¿De verdad sigue con esa estupidez? — la más baja asintió. — ¿Y Elyzabeth porqué está enojada contigo? Si tú no eres la que busca los problemas con Ricardo.

¿Puedo Abrazarte?  // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora