Cap. 61

238 32 4
                                    




— Entonces, ¿Hoy irán a firmar las escrituras para tener la casa? — cuestionó el pelinegro a su lado mientras acomodaban los caballetes y sus útiles para la clase de hoy.

Asintió ladeando la cabeza y verificando que su caballete estaba en la posición correcta para que no tapase el frente para ver al profesor.

— Le dije a Emilio que él debería firmar sólo, después de todo él compró la casa. — hizo una mueca jugando con sus dedos. — Pero él insistió en que debía estar a nombre de los dos.

Delco sonrío en su dirección.

— Era más que obvio que Emilio pondría todo para los dos. Eres su futuro esposo, Joaco.

— Es que me siento incómodo al saber que yo no he puesto nada de dinero para obtener nuestra casa. — dijo en tono de disgusto. — Debo conseguir un trabajo y ayudar con los gastos.

— Pues no te sientas así, Emilio hace todo por tí, para tu bienestar y felicidad.

— Yo también debo velar por su bienestar y felicidad. Es lo menos que puedo hacer. — objetó. — una pareja es de dos, Ethan.

— No encuentro nada de fallas en tu lógica, Bondoni. — dijo rendido antes de callarse ya que el profesor había entrado al salón.














¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.









Después del término de clases, se encontraba saliendo del establecimiento junto al pelinegro, quién estaba contándole sobre su plan para la cita que tendría esa noche con su ojimarron novio.

— ¿Que opción crees que será mejor: una caja de bombones ó un pote de helado cómo postre? — preguntó al menor, quién sostenía la tira de su bolso entre sus manos.

Ladeó la cabeza, examinando las opciones.

— Uhm... Helado de vainilla siempre es la mejor opción. — respondió bajando la mirada. — Emilio y yo siempre pedimos helado cómo postre y es muy rico.

— Helado será entonces. — asintió. — ¿Estás nervioso? Te noto un poco raro, Joaquín.

Respiró hondo, asintiendo lentamente.

— Estoy nervioso y ansioso también. — dijo apretando con un poco más de fuerza la tira. — quiero vivir con Emilio, realmente siempre es lo que he querido. Sólo él y yo. Pero tengo mucho miedo también.

Frunció el ceño viéndolo confundido.

— ¿Miedo de qué?

Una mueca de tristeza se formó en el rostro del menor.

— Emilio dijo que él aceptaría todo por mí, pero sé que habrán muchas discusiones entre ambos, es que... ¿Si olvida colocar la ropa por color? ¿Si deja el cepillo de dientes en el lugar equivocado? ¿Y si no-...

¿Puedo Abrazarte?  // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora