Cap. 40

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La familia Osorio se dirigía a la residencia Bondoni, la noche era cálida y para su sorpresa el frío había apaciguado por completo. Niurka había insistido en llevar algo para compartir la cena, pero Elizabeth declinó la oferta sin dudar, eran ellos los que estaban invitándolos a cenar.

— ¿Y cómo se tomó Joaquín la sorpresa que le diste ayer, amor? ¿Todo salió bien? — cuestionó la rubia girando su cabeza hacía el asiento trasero en dónde el menor se encontraba.

Emilio no pudo evitar sonreír. — todo salió bien, ma', estuvo todo perfecto.

— El cuadro que Joaquín hizo sobre tu rostro es hermoso. — comentó sonriente. — tiene ya ciento cincuenta likes en instagram, ¡Ese chico es un artista!

— Lo he visto, madre. Joaquín lo hace demasiado bien.

Juan rió perverso ante aquel comentario, cosa que hizo que su mujer golpeara su cabeza soltando un chillido.

— ¡No seas malpensado Juan Osorio!

Soltó una carcajada más fuerte. — lo siento, querida. Pero tu hijo es quién habla en doble sentido.

— Ay por Dios. Respeta, ese niño es un inocente y tú pensando en cosas cochinas sobre él.

Sí, claro. Si supieras el tema del que me habló hoy, madre. - Pensó el oji-café.

Una vez que llegaron a la residencia, se encontraron con el auto de Sánchez ya aparcado frente a la misma.

Fueron recibidos por Joaquín, quién estaba vestido con unos jeans azules claros rasgados; una camisa negra, una chaqueta de jeans del mismo color que sus pantalones y unas botas. Su nuevo look hizo que Niurka lo halagara cómo una fan.

Leidy se encontraba hablando con Uberto en la sala cuándo ellos entraron a la misma.

— Buenas noches. — saludaron los Osorio, el mayor de lo Bondoni se levantó sonriente.

— Buenas noches, señores. — dijo Uberto estrechando manos con Juan, a Niurka le dió un beso en la mejilla y a Emilio un abrazo.

— Mamá Niurka. — habló la pelinegra abrazando a la mujer y besándole ambas mejillas. — hola viejo. — le dijo burlona al mayor Osorio ganándose un zape de su parte y luego un abrazo.

Joaquín se colocó a un lado del rizado cuándo Leidy se acercó a él y comenzaron a hablar sobre algo que él no entendió.

Y es que era más que obvio que los celos no habían abandonado completamente a Bondoni, no podía evitarlo.

Por supuesto, Leidy se dió cuenta de ésto y lo que hizo fué pasar una mano por los hombros de Osorio y levantó las cejas hacía Joaquín, quién, seriamente, desvío la mirada.

Elizabeth salió en ese momento de la cocina, seguida por la ojinegra, quién tenía sus rizos atados con una coleta formando un rodete.

— Me alegra tanto tenerlos aquí. — espetó la mujer abrazando a cada integrante recién llegado. — la cena estará en breve, tengo a los mejores ayudantes. — refutó dándole una mirada a Elyzabeth y a Joaquín.

— ¿Necesitas que te ayude en algo, Lizz? — musitó amable la rubia.

— No, ustedes siéntanse cómodos que ahora mismo traeré unos aperitivos para todos.

— Yo te ayudaré y no recibo un no cómo respuesta, mujer. — dijo firme la ojiazul para irse detrás de la anfitriona, por supuesto Elyzabeth también las siguió.

¿Puedo Abrazarte?  // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora