Los autos estaban listos para comenzar la carrera. Habían sido cuidadosamente revisados. Los pilotos se encontraban ansiosos pues esa era una carrera importante: se jugaría la final del campeonato mundial. El piloto del auto rojo se llamaba Charles...
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Los pilotos que terminaron primero, segundo y tercero se situaron en el podio con vistas al entusiasta público de Silverstone. El escalón más alto, en el centro, estaba ocupado por el piloto ganador. Carlos y Diana se abren paso junto a los pilotos, mientras Carlos sujeta su propio paraguas. Diana oyó a Carlos reñir en voz baja al sirviente para que le diera el paraguas con el fin de parecer más respetable ante la multitud. Su necesidad de elogios y seguridad no era un secreto para Diana ni para ningún otro miembro de la familia.
Esperaron a que sonaran los himnos nacionales antes de asumir sus obligaciones. Debían entregar los trofeos a los ganadores. Carlos entregaría el trofeo a Ayrton Senna, el hombre en el escalón más alto, al que Diana consideraba que pertenecía. Ella iba a presentar el trofeo del segundo lugar a Nigel Mansell, que logró arrastrar un motor Judd a P2.
"Estaba pensando que querrías entregar el trofeo al británico", le susurró Diana a Carlos al oído mientras sonaba a todo volumen el himno brasileño.
Senna tenía los ojos cerrados y la cabeza arqueada hacia atrás con orgullo patriótico. Representaba a su país, a su pueblo y ondeaba la bandera.
La lluvia seguía golpeteando a su alrededor, pero a ella ya no le molestaba. Pudo ver que muchos otros entre la multitud tampoco llevaban paraguas, pues también habían previsto un cálido julio. Pudo ver caras que miraban a alguien en un lugar alto, literal y figuradamente, y sin paraguas. Ella era uno de ellos. Su representante.
"¿Por qué demonios iba a estar de acuerdo con eso? ¿Presentar el trofeo del segundo puesto?" se burló Charles, inclinándose sutilmente para susurrar. "Soy el primero de la fila... ¡el primero!"
"¿Y quién entregará el trofeo del tercer puesto...Camilla?"
"Eso es suficiente. Ahora, ¿por qué iba a entregar un trofeo de segundo lugar cuando soy el primero en la línea al trono?"
"Mira ahí abajo y pregúntamelo otra vez", replicó Diana con la confianza radiante en su rostro. Esperó a que Carlos echara al menos un vistazo a la multitud.
"Eres el primero en la línea de sucesión al trono del Reino Unido. El pueblo británico será tu súbdito. En nuestras giras internacionales, la gente te ve como el futuro rey de Gran Bretaña. Me ven como su Princesa. Tú representas el trono, yo represento al pueblo."
"¡Muy bien, suficiente!" Charles susurró entre dientes apretados.
"Donde quiera que vaya, me ven como uno de ellos". El piloto ganador, el Sr. Senna, representa al pueblo, no sólo en su Brasil natal, sino en todo el mundo. Los aficionados de Silverstone le adoran tanto como a cualquier piloto británico. Lo veo más apropiado. ¿No es eso lo que usted y su familia buscan? ¿Ser apropiados a los ojos del público?"
"Sí, de acuerdo, ya lo has dejado claro", gimió Charles, poniendo los ojos en blanco.
Tras una breve pausa, se escuchó un instrumental de God Save The Queen. McLaren era el constructor ganador y un equipo con sede en Gran Bretaña. Se esperaba que Diana y Carlos cantaran la letra, que no sonaba. Diana pronunció la letra y miró a Senna en el último escalón. Sus manos seguían cruzadas delante de él respetando el segundo himno mientras saludaba de vez en cuando a la multitud.
