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Al ver a Daniel deambular por el garaje con su pequeña, no puede evitar sonreír

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Al ver a Daniel deambular por el garaje con su pequeña, no puede evitar sonreír. Vestido con una versión mini del mono de Dan y con el mismo pelo rizado, se toma su tiempo para presentarla a todo el que se cruza. Les preocupaba que no le gustara estar en el garaje por primera vez, pero no deberían haberse preocupado. Al igual que su padre, tenía un talento innato.

Nunca se habría imaginado cuando empezó a trabajar para Red Bull, hace tantos años, que acabaría teniendo una preciosa niña con un padre tan maravilloso. La sacan de su ensoñación unos brazos familiares que la rodean y siente que Dan le besa suavemente el pelo: "Hola otra vez, mamá sexy". Le sonríe cuando se da cuenta de que su hija está riéndose alegremente en brazos de Max en el prado de la parte trasera del garaje. Se ríe y pregunta: "¿Cuánto le pagaste a Max para que jugara con ella?". Daniel le lanza una de esas miradas que la dejan sin fuerzas: "El tío Max se ofreció voluntario para que pudiéramos pasar un rato a solas". Ella levanta una ceja, sin creérselo del todo: "¿Lo hizo?". Él se ríe de nuevo: "Sí, sobre todo porque sabe lo mucho que odiaría tener que esperar para tener sexo".

Juguetonamente, la coge en brazos y los lleva a su habitación de relajación. Acostumbrado a tener poco tiempo ahora que son padres, Dan se dispone hábilmente a quitarle la ropa mientras se quita la suya. Acercandose a ella, reclama sus labios en un frenético beso caliente mientras baja las manos por su cuerpo. Profundiza el beso, desliza su lengua contra la de ella y le mete un dedo hasta el fondo, haciéndola gemir de placer. Rápidamente busca el punto que le hace perder el control y lo roza con el dedo. Rompiendo el beso para suplicar, ella gime mientras él retira el dedo.

Abriéndole más las piernas, acerca su dolorida y goteante polla y presiona. No le da tiempo a adaptarse, la levanta bruscamente y la apoya contra la pared. Sabe que está siendo brutal con su ritmo, pero sabe que es exactamente lo que ambos necesitan. Dan la agarra con fuerza por el culo, manteniéndola firme para poder penetrarla más profundamente. "Más fuerte, no pares", jadea ella, y él obedece moviendo las manos detrás de ella para no hacerle daño. Acelera el ritmo y todo su cuerpo la presiona contra la pared. Sintiendo que pierde el control, que el calor de su interior se apodera de él, continúa moviendo sus caderas contra las de ella.

Ella se agarra desesperadamente a sus hombros y se muerde los labios para no gritar. Al sentirla estremecerse de deseo a su alrededor, Dan sabe que no tardará en desmoronarse, así que cambia el ángulo de sus embestidas. Cuando ella se estremece a su alrededor, echando la cabeza hacia atrás de placer, es suficiente para que él siga y se corra con un gruñido, liberando su carga profundamente dentro de ella. Al salir, la abraza y la besa suavemente: "Eres increíble, cariño". Permanecen abrazados, satisfechos, antes de vestirse a regañadientes. Mira la hora y se da cuenta de cuánto tiempo han dejado a su hija con Max. "Será mejor que volvamos, probablemente le hemos dejado con ella demasiado tiempo". Dan se ríe mientras abre la puerta, "Creo que Max está tan enamorado de nuestra princesa como nosotros. Estará bien".

De vuelta al prado, oyen reír a su hija antes de verla. También encuentran a Max intentando desesperadamente parecer inocente junto a ella. Entrecerrando los ojos le pregunta: "¿Qué has hecho?". Demasiado rápido él responde: "Nada". Mirándole fijamente, no tarda en soltar: "En realidad no fue culpa mía. No me di cuenta de que pasaría". Max mira de reojo y es entonces cuando ambos se dan cuenta de que Lewis Hamilton está de pie junto a ellos con cara de estar intentando limpiar la suciedad de su cara camisa de diseño. Lewis les dice enfadado: "Vine a verla y la había puesto tan nerviosa dándole tantas vueltas que se puso mala en cuanto la cogí en brazos". Daniel no intenta ocultar su sonrisa burlona: "Lo siento, colega, pero al menos con ese diseño de camisa ni te darás cuenta". Cuando Max suelta un bufido de risa, Lewis frunce el ceño y se va dando pisotones. Max se limita a encogerse de hombros: "Por eso voy a quedarme mucho más tiempo en las prácticas libres". Mientras Dan y Max se ponen histéricos y coge a su hija en brazos, se pregunta en qué momento tuvo más de un hijo.

 Mientras Dan y Max se ponen histéricos y coge a su hija en brazos, se pregunta en qué momento tuvo más de un hijo

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One Shots ft. F1 Driver'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora