Los autos estaban listos para comenzar la carrera. Habían sido cuidadosamente revisados. Los pilotos se encontraban ansiosos pues esa era una carrera importante: se jugaría la final del campeonato mundial. El piloto del auto rojo se llamaba Charles...
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Unas manos pesadas se apoyaron en tus caderas mientras te sentabas en su regazo. Unos ojos oscuros se clavaron en los tuyos, ambos encapsulados en una lujuria desenfrenada. Yuki apretó tus caderas mientras te acercaba para darte otro beso.
Si Franz Tost pudiera verte ahora, ¿eh? Había dudado en contratar a una chica para ocupar el puesto de Gasly tras su marcha porque le preocupaba que ella y Yuki no se llevaran bien. Estaba equivocado.
Yuki gimió en tu boca mientras bajabas hasta quedar alineada. Un rápido empujón de tus caderas os hizo gemir a los dos, mientras la tensión del día se liberaba.
Fue una carrera dura, tú apenas entraste en los puntos y Yuki un poco por debajo de ti. El coche era una mierda, pero era de esperar. Los dos habíais pasado incontables horas en los simuladores, tratando de descubrir alguna manera de hacer que el coche funcionara mejor, pero era una causa perdida.
Después de un largo día en los simuladores, llegaron a sus habitaciones de hotel, que estaban una al lado de la otra al mismo tiempo, y el resto fue historia. No se puede decir que os utilizarais el uno al otro, sin duda había un cierto nivel de emoción (si cuenta la forma en que pasabais más tiempo juntos que nadie y las numerosas veces que habíais pensado en iros a vivir juntos), pero sin duda era un alivio del estrés más eficaz que derrumbarse en el gimnasio.
Sus caderas se movieron hacia arriba, provocando un hormigueo que se extendió por tu mitad inferior, una sensación que aumentaba cuanto más tiempo seguía haciéndolo. Rodeaste el cuello de Yukis con los brazos y le besaste mientras ajustabas las caderas a su velocidad.
Él inclinó la cabeza hacia atrás mientras cerraba los ojos y tú sonreíste, inclinándote rápidamente para empezar a besarle el cuello.
"Cariño..." Suspiró, mientras seguías moviendo las caderas, su excitación muy evidente incluso a través de los vaqueros que llevaba puestos.
"Se siente bien, ¿verdad?" Murmuraste en su cuello mientras empezabas a chupar, haciendo todo lo posible por no dejar marcas. Puede que fuera mentira. Una marca profunda empezó a formarse en su piel y sonreíste mientras él seguía suspirando de placer.
"Puede que haya dejado una marca". Él gimió, esta vez con fingido fastidio, y una sonrisa vertiginosa se apoderó de tus labios esta vez cuando bajó la cabeza para mirarte, su propia sonrisa haciendo que tu brillo fuera más intenso.
"Es difícil estar enfadado contigo". Susurró contra tus labios y tú le respondiste con un rápido beso en los suyos, continuando el contacto visual, ya que no confiabas en responder adecuadamente con palabras.
Él movió suavemente las caderas en respuesta a tu beso y tú jadeaste mientras una sacudida de placer te recorría la espina dorsal. Sonrió con satisfacción y se inclinó hacia delante para agarrarte por detrás de los muslos.
Un fuerte golpe en la puerta os sacó a los dos de vuestro aturdimiento, y un aullido salió de vuestros labios cuando Yuki estuvo a punto de dejarte caer. Los dos, casi cómicamente, os girasteis hacia la puerta mientras los golpes continuaban y la persona que estaba detrás empezaba a gritar.
