𝐼 𝒹𝑜𝓃'𝓉 𝓀𝓃𝑜𝓌 𝓌𝒽𝒶𝓉 𝓉𝑜 𝒹𝑜

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Nadie te prepara para el momento en que tu vida va a cambiar.

No hay advertencias, ni señales que digan «¡Cuidado! Tu vida está a punto de irse al infierno!». No existe tal cosa.

Estabas de vacaciones con tu prometido, todo iba sobre ruedas antes de que él tuviera que empezar a entrenar para el inicio de la temporada. Tus días consistían en relajarte en la playa, tomar el sol y disfrutar de la presencia del otro durante un par de semanas más antes de que se reanudara el caos.

Pero no esperabas que tu serenidad saltara por los aires con una sola llamada de teléfono.

No habías pensado nada cuando le llamó el representante de Carlos, que había estado recibiendo muchas llamadas a medida que se acercaba el inicio de la temporada. Pero ver la cara de Carlos mientras escuchaba fue la primera señal de que algo iba mal.

No fue hasta que terminó la llamada cuando realmente se le vio bien, lo pálido que estaba y lo perdida que tenía la mirada. Su rostro no contenía ninguna emoción, su cuerpo estaba rígido y sus movimientos eran casi robóticos. Ni siquiera se inmutó cuando el teléfono se le cayó de la mano y cayó al suelo a sus pies.

«¿Amor? ¿Qué te pasa?", te acercas con cuidado, sin querer asustarlo ni sacarlo de su estado.

Al principio no respondió, miraba al suelo y parecía no oír lo que le decías. Estaba sumido en sus pensamientos, sin darse cuenta de que estabas a su lado.

Te preocupaba su mirada perdida, que te decía más de lo necesario sobre su problema.

«Me están sustituyendo por Hamilton», te habrías perdido si no hubieras estado tan cerca de él en la cama, así de tranquila y quebrada era su voz.

Al principio, pensaste que no le habías oído bien. ¿Sustituirle por Lewis? ¿Ferrari? Eso no era posible. Las negociaciones del contrato, para ser justos, no habían ido tan bien como les hubiera gustado, pero Carlos había estado avanzando sobre su futuro para 2025 con Ferrari.

Había estado casi seguro de volver a firmar por otros 2 años, como mínimo.

Y sin embargo, ahora todo parecía haber sido en vano. La llamada que acababa de recibir hizo que todo su mundo se derrumbara sobre su cabeza, haciéndole sentir que se ahogaba y que no había salida, tu voz llamándole en algún lugar lejano, fuera de su alcance.

«Carlos, cariño, necesito que hables conmigo», le dijiste en voz baja, intentando sacarle del estado en el que había estado durante los últimos diez minutos.

El tiempo parecía haberse detenido para Carlos, pero esta vez te escuchó. Empezó a parpadear despacio y volvió a ver con claridad lo que le rodeaba. Lo primero en lo que se fijó fue en la mano que le agarrabas, en cómo tu piel suave contrastaba con la suya áspera.

One Shots ft. F1 Driver'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora