Los autos estaban listos para comenzar la carrera. Habían sido cuidadosamente revisados. Los pilotos se encontraban ansiosos pues esa era una carrera importante: se jugaría la final del campeonato mundial. El piloto del auto rojo se llamaba Charles...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sabía que era inapropiado tener esos pensamientos sobre él, no sólo por la diferencia de edad, sino también porque era como su hermano padre.
Pero Dios, había algo en él que la hacía sentir como una mujer peligrosa.
Hay algo en él que la hace querer hacer cosas que no debería.
Siempre que tenía la oportunidad, iba con su hermano a sus Grandes Premios, pero no por él.
Lo hizo por él.
Lo hacía por el maldito Christian Horner.
Ella nunca se atrevería a admitir ante su hermano lo que pensaba de su jefe de equipo, pero no lo negaría si él se lo preguntaba.
Ella no sabía qué había en él que lo hacía. Tal vez era la forma en que su cabello estaba encaneciendo, o la forma en que sus brazos se flexionaban bajo su camisa, o la forma en que sus muslos se hacían más gruesos cada vez que se sentaba, o la forma en que sus manos se veían.
Pero algo en él la hacía sentir como una mujer peligrosa.
La única razón por la que estaba en la parte de atrás del garaje para ver el Gran Premio, y no delante, más cerca de la pantalla, era para poder mirar a Christian al mismo tiempo.
Era el Gran Premio de Holanda al que asistía hoy, así que sería especial si Max ganaba, aunque todos sabíamos que iba a ganar de cualquier manera.
Ganó, por supuesto. Se acercó a su hermano abrazándolo fuertemente felicitándolo.
Ella retrocedió queriendo hacer espacio al resto, pero al hacerlo, chocó accidentalmente con Christian.
"Oh, lo siento, Christian" le dijo mientras él la sujetaba de la cintura, sosteniéndola para que no se cayera.
"Está bien, amor" Él siempre la llamaba amor, pero no importaba cuántas veces la llamara así, siempre le producía calor en el corazón, haciendo un charco de humedad entre sus piernas.
Ella había sugerido hacer la fiesta en su casa, ya que no estaba lejos, y en realidad, no le importaba toda la gente en su casa.
Sí, sería un lío para limpiar mañana, pero él iba a estar allí, así que ¿por qué no iba a sugerirlo?
Estaba sentada en el sofá hablando con algunos ingenieros y mecánicos con una copa en la mano, pero sus ojos siempre volvían a él, aunque se esforzara por mantenerlos alejados.
Sabía que él también la miraba. Cada vez que ella le miraba, él desviaba la mirada hacia la persona con la que estaba hablando.
En algún momento de la noche, fue a la cocina a por un vaso de agua en lugar de alcohol.
Al darse la vuelta, casi choca con él por segunda vez ese día.
"Esto podría convertirse en un hábito, Christian", se rió entre dientes.
