Los autos estaban listos para comenzar la carrera. Habían sido cuidadosamente revisados. Los pilotos se encontraban ansiosos pues esa era una carrera importante: se jugaría la final del campeonato mundial. El piloto del auto rojo se llamaba Charles...
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No te lo puedes creer. P1. Su primera victoria. Me lleve las manos a la boca, intentando no llorar mientras mira fijamente la pantalla que tiene delante en el garaje, sin aliento por la euforia que había ido en aumento durante las últimas vueltas.
«¡T/N! P1, ¡lo ha conseguido! Lo hemos conseguido!", grita uno de los ingenieros, sacándote de tu estado de shock. Asientes con la cabeza y observas las celebraciones que tienen lugar a tu alrededor mientras el equipo se felicita. Mientras te quedas allí, el equipo empieza a reunirse con la intención de saludar a Lando, y tú haces fuerza con las piernas para que te lleven tras ellos, sin saber qué hacer.
Cuando llegas al grueso de la multitud, ves a Lando dando un salto hacia la multitud, sonriendo maníacamente mientras lo levantan por encima de sus cabezas. Le miras con cariño, sin poder evitar que una sonrisa se dibuje en tus facciones cuando se cruza con tus ojos, y su sonrisa se vuelve imposiblemente más amplia a medida que lo hace. Le haces un pequeño gesto con el pulgar y él se desprende de la multitud, empujando hacia ti antes de echar a correr.
Cuando chocáis, prácticamente te levanta de los pies de puro entusiasmo y tú te ríes contra su hombro, abrazándole tan fuerte como puedes. Ninguno de los dos habla durante un rato, simplemente disfrutando de la sensación del otro, de la sensación del éxito de Lando.
«Hueles a sudor», sonríes, apartándote lo justo para mirarle bien, observando su pelo despeinado tras la carrera, «pero estoy muy orgullosa de ti, Lan».
Sus mejillas se sonrojan un poco y te dedica una sonrisa ladeada, tirando de ti hacia él para darte otro abrazo.
«Necesito decirte algo, t/n » dice, sus palabras amortiguadas en tu pelo.
«Cualquier cosa, Lando. Cualquier cosa, Lando». Tu corazón late con fuerza cuando te separas de él de nuevo, sus manos se deslizan hacia abajo para agarrar tu cintura con fuerza, como si fueras a escapar de él en cualquier momento.
Te mira, de repente tímido, y le pones una mano suavemente en la mejilla para animarle.
«Está bien, Lan. Puedes contármelo». Le acaricias la mejilla con el pulgar, observándole seriamente.
«Yo... somos mejores amigos desde hace años, ¿sí?». Lando observa tu rostro con ansiedad mientras habla, visiblemente nervioso a pesar de su reciente victoria y de la euforia que debería estar bombeando por sus venas.
Tú asientes, frunciendo ligeramente el ceño.
Respira hondo antes de continuar,
«¿Y sabes que te quiero más que a nada?».
Espera a que vuelvas a asentir y te abraza aún más fuerte,
«Bueno... ¿y si te dijera que te quiero incluso más que eso?».
Tus ojos se abren de par en par mientras le miras fijamente, temerosa de hablar, como si fueras a destrozar el momento.
«t/n, te amo. Estoy enamorado de ti. Te amo desde hace años, pero no quería decir nada por si arruinaba lo que ya tenemos».
Sus palabras salen apresuradas mientras intenta desordenar las frases, observándote ansioso por tu reacción.
«Eres mi mejor amiga, t/n, no quiero perderte, pero debe haber algo en el aire, yo sólo... yo sólo te quiero tanto y ahora soy un ganador de F1 y parecía el momento perfecto y... oh Dios, no estás diciendo nada... ¿estás enfadada conmigo? ¿Acabo de arruinar años de amistad?», jadea, con el pánico evidente en la cara mientras te mira fijamente, deseando que respondas.
«Lando...», te tiembla la voz al asimilar todo lo que acaba de soltar, con los dedos apretados en su traje de carreras.
«t/n, por favor, di algo...» su ansiedad es evidente mientras te observa, prácticamente rogándote con la mirada que respondas.
«Yo... Lan, yo también te amo», exhalas, «te quiero mucho».
Él suelta una carcajada de alivio, acercándote aún más mientras te mira fijamente a los ojos.
«¿Puede... puedo...?», tartamudea, sin la seguridad que suele mostrar cuando está contigo, sustituida por esta versión tímida de Lando que te resulta tan entrañable.
Sin molestarte en responderle, lo atraes hacia ti para besarlo, y sus labios chocan contra los tuyos con frenesí. Sonríes contra sus labios, sintiendo que él hace lo mismo, antes de que ambos empecéis a reíros.
«¡Somos tan estúpidos!» Te ríes, gimiendo en su cuello.
Él sólo sonríe, trazando dibujos en tu cadera con una mano mientras con la otra se apoya suavemente en tu nuca.
«Lo somos», asiente, con las mejillas rosadas y sonriente, «pero ahora soy el ganador de la carrera».
«¡Mierda, Lan! ¿No tienes un podio donde subirte?». exclamas, golpeándole el pecho juguetonamente.
Sus ojos se abren de par en par ante tus palabras, y mira alrededor a las caras expectantes del equipo McLaren, sonrojándose bajo su mirada.
«Terminaremos esto más tarde». Sonríe y te da un beso rápido en los labios antes de salir corriendo en dirección a donde tiene que estar.
Le miras irse, sonrojada como una loca, perdiendo la compostura mientras sonríes tras él.
Te ama.
Es tuyo.
¿Quién puede discutir algo como eso?
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