𝙾𝚙𝚎́𝚛𝚊𝚝𝚒𝚘𝚗𝚜 (𝚗𝚘𝚗) 𝚛𝚎́𝚐𝚞𝚕𝚒𝚎̀𝚛𝚎𝚜

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En el momento en que abrí mi teléfono

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En el momento en que abrí mi teléfono

Las noticias me llegaron como un maremoto.

"Doble retirada de Ferrari"

"Derrota de Maranello"

"Cuándo reflexionará sobre sí mismo el payaso italiano"

Suspiré, ni siquiera había tenido la oportunidad de leer los resultados del Gran Premio que acababa de terminar y los insultos verbales de los distintos medios de comunicación ya me habían dado una idea del insatisfactorio resultado.

Era mitad de temporada, pero el caótico sistema de gestión de Ferrari estaba dificultando que el italiano, con su innumerable y orgullosa historia, volviera a lo más alto de la clasificación.

Un coche con potencia de campeón y dos pilotos con potencial de campeón no podían salvar ahora la situación. Suspiré y miré el teléfono que tenía en la mano. El dueño de la panadería, que nos conocía a Charlie y a mí desde hacía años, me miró con el ceño ligeramente fruncido y me preguntó con gran preocupación por el resultado de la carrera. Negué con la cabeza y él me miró con gran simpatía, ya que el dueño de la panadería Meraki senior era un Era una pena que no pudiera ver a su cliente habitual llevarse a casa de nuevo el trofeo del WDC.

Me llevé a casa la baguette habitual de Char y le añadí un trozo de tiramisú que habría hecho suspirar a Andrea, lo necesitaba, al menos para esta noche desgarradora, con suficiente azúcar y queso para darle al chico de oro de Ferrari un escape momentáneo de este triste mundo.

Mientras caía el crepúsculo y las gloriosas luces de Montecarlo iluminaban las calles, en un momento en que miles de familias disfrutaban de sus cenas, yo preparaba lo que podría convertirse en una merienda de medianoche, un filete preparado por la mañana temprano y un estofado traído de Pascal's por la tarde, con la esperanza de barrer el cansancio del viaje de vuelta a casa del monegasco.

Esperé a que amaneciera y conduje hasta el aeropuerto de Niza, porque los dos trabajábamos juntos y nunca había muchas oportunidades de esperar con tanta impaciencia el regreso a casa de uno de los dos, me planté a la salida con una de sus sudaderas, el clima cálido del sur de Francia no era frío ni siquiera por la noche, pero mis palmas frías en ese momento con los latidos acelerados de mi corazón me provocaban un escalofrío. Revisé el mensaje que acababa de recibir en mi teléfono y Andrea me dijo que se había quedado dormido en el avión.

Oí el sonido de la radio a lo lejos y no esperé ni un momento para verlo salir por la salida del avión de negocios, tirando de su maleta.

No cogí mi propio coche, sino que conduje su 488 hasta la salida, y me vio de pie junto a él con la cabeza revuelta.

One Shots ft. F1 Driver'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora