Los autos estaban listos para comenzar la carrera. Habían sido cuidadosamente revisados. Los pilotos se encontraban ansiosos pues esa era una carrera importante: se jugaría la final del campeonato mundial. El piloto del auto rojo se llamaba Charles...
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"¿Nos casamos anoche?" No era la pregunta que pensabas hacerte después de despertarte con resaca de la fiesta posterior al gran premio. Es decir, la fiesta posterior al Gran Premio de Las Vegas.
Tu cabeza todavía te latía con fuerza hasta el punto de que aún podías sentir los graves y las vibraciones de la música de la noche anterior. Fue una victoria inesperada para Max ya que comenzó en la tercera fila (poco común), pero cuando las flechas plateadas chocaron (repetición 2016) y Ferarri arruinó la estrategia de Charles, solo tomó unas pocas vueltas para ponerse delante de Lando. La velocidad bruta del Red Bull de Max todavía no era comparable a la del McLaren. Eso es lo que llevó a que ambos fueran follados en un popular club nocturno del Strip. Sinceramente, ni siquiera estabas segura de cómo habías regresado a tu habitación de hotel, pero no ibas a cuestionarlo.
"No lo creo, pero no lo recuerdo", gimió Max, girándose para esconder su rostro en tu cuello. "Apuesto a que Daniel lo sabría. Probablemente sea él quien nos trajo. O él o Charles".
"Lo preguntó porque llevo un anillo", te reíste mientras mirabas tu mano izquierda. La cabeza de Max salió disparada de tu cuello para ver el anillo. Sus ojos se abrieron de inmediato, lo que te preocupó. "¿Recuerdas algo de anoche? Para mí está todo en blanco".
"No", se calló. Dudó por un minuto mientras levantaba la vista para mirarte a los ojos antes de bajar la cabeza nuevamente con una sonrisa tímida mientras su rostro se calentaba. "Yo solo..."
"Puedes ser honesto, Max", empujaste suavemente. Te bajaste en la cama, así que te apoyaste de costado, cara a cara con Max. "A menos que fuera una trampa. En ese caso, prefiero permanecer felizmente inconsciente".
"No, no es eso", se rió nerviosamente.
"Entonces no puede ser tan malo como crees", le aseguraste. "Confía en mí. Tú puedes decirme cualquier cosa. Nada podría superar a Daniel cantando 'She Keeps Me Up' en Austin el año pasado. Eso fue incómodo."
"No, no es tan malo", se rió sinceramente esta vez cuando finalmente se atrevió a mirarte a los ojos. "Reconozco el anillo".
"Oh, ¿es tuyo?" Respondiste inmediatamente y te moviste para quitarte las joyas. "Puedes recuperarlo".
"¡No! ¡Quiero decir: si!" Se apresuró y agarró tu mano para evitar que quitaras el anillo. "Lo que estoy diciendo es que te compré el anillo, schat ( cariño )". Se detuvo para darle un minuto para registrar la información. Tus ojos se agrandaron cuando los engranajes de tu cabeza comenzaron a girar.
"¿Me lo compraste?" Susurraste en respuesta, mirando hacia tu mano que todavía sostenía Max.
"Quiero decir, hubiera querido recordarlo si me lo hubiera propuesto, pero supongo que funcionó de cualquier manera", se rió entre dientes, volviéndose tímido nuevamente.
"Entonces pregúntame de nuevo", respondiste, retrocediendo para sentarte en la cama. Te diste cuenta de que llevabas una de las camisetas de Max, pero todavía no recordabas nada de la noche anterior. Apartaste eso de tu mente mientras continuabas tranquilizando a Max. "Si estás tan presionado por eso, pregúntame de nuevo. Ahora mismo."
