Los autos estaban listos para comenzar la carrera. Habían sido cuidadosamente revisados. Los pilotos se encontraban ansiosos pues esa era una carrera importante: se jugaría la final del campeonato mundial. El piloto del auto rojo se llamaba Charles...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sólo quiero gritar. Llorar al mismo tiempo. Es uno de esos días en los que todo me cabrea. Todo me agobia y todo me molesta. Básicamente soy una gran bola de emociones.
"¡Joder!" Grito mientras veo cómo el agua hirviendo golpea mi mano y baja por la encimera. Corro hacia el fregadero, abro la llave del agua fría y pongo la mano bajo el grifo. El agua fría alivia la quemadura que empieza a aparecer. Un ladrido grave y profundo me frustra aún más.
"Ahora no, Roscoe". Le grito al Bulldog británico. Me miro la mano y veo que empieza a formarse una ampolla gigante.
"Simplemente encantador". Grito.
"¿Qué pasa?" Salto al oír la voz de Lewis.
"Joder, Lewis". Grito.
"¿Todo bien, amor?" Las lágrimas me llenan los ojos. Intento apartarlas pero algunas se escapan. Me las limpio con la manga.
"De maravilla". Contesto, cierro el grifo, cojo una toalla de papel y me envuelvo la quemadura con ella. De espaldas al resto del piso, veo por el rabillo del ojo a Lewis entrar de lleno en la cocina.
"¿Qué ha pasado? Me pregunta.
"Derramé agua. Sólo quería una maldita taza de té". Grito, descubriéndome la mano y tirando la toalla de papel al fregadero.
"Déjame ver". dice Lewis poniéndose detrás de mí y cogiéndome la mano.
"Ay". Dice y yo aparto la mano.
"No me jodas". Voy a alejarme, pero su mano me agarra por la cintura y me detiene.
"Déjame ayudarte".
"Yo me encargo". Me dirijo al baño y saco el botiquín de primeros auxilios. Voy a aplicarme un antiséptico cuando la mano cubierta de tatuajes de Lewis me quita el algodón.
"Deja de ser cabezota, Skyler".
"No estoy siendo cabezota Lewis, simplemente no necesito tu ayuda". Voy a coger el algodón, pero me levanta el brazo. Maldita sea su metro noventa, que sobresale por encima de mi metro setenta.
"Cállate y déjame ayudarte". La mirada de sus ojos marrones me dice que no va a cambiar de opinión. Le tiendo la mano.
"Gracias". Mientras Lewis limpia la quemadura, empieza a tararear. Luego se convierte en un canto suave. La canción me resulta familiar: As the World Falls Down, de David Bowie. Escucho mientras me limpia y envuelve la quemadura. La canción y su voz calman mis emociones reprimidas.
"¿Estás mejor? Me pregunta, besando la venda que ahora cubre la parte superior de mi mano. Se me saltan las lágrimas.
"Oh, amor". Me estrecha contra él. Me rodea con sus brazos y apoyo la cabeza en su pecho desnudo. Me agarro a él mientras se abren las compuertas. Mis propios brazos rodean su cintura.
"No pasa nada. Déjalo salir. Inspira, espira. Inspira lo positivo y expira lo negativo". Hago lo que me dice y pronto la opresión de mi pecho desaparece y mi cabeza se despeja.
Me alejo y apoyo la frente en su pecho.
"Ahora, ¿qué tal ese té?". Me aparto completamente y me seco los ojos con los pañuelos que me ofrece.
"¿No necesitas ducharte?". le pregunto. Me doy cuenta de que está empapado de sudor.
"Más tarde. Quizá puedas acompañarme". Me río ante sus cejas levantadas. Le empujo.
"Ve a prepararme el té". Me da un beso antes de salir del baño. Le sigo unos minutos después, tras echarme un poco de agua en la cara.
"¿Quieres contarme cómo has conseguido quemarte?". pregunta Lewis cuando tomo asiento en el sofá, Roscoe salta a mi lado.
"Ni siquiera lo sé. Me quedé dormido y supongo que llené demasiado la taza". Unos minutos después, Lewis me tiende una taza de té.
"Gracias. Susurro y soplo el líquido caliente antes de dar un sorbo.
"¿Quieres hablar?" Me pregunta y suspiro.
"Hoy tengo todas estas emociones anudadas en el pecho. Siento que no puedo respirar". Lewis se acerca y me pasa los dedos por el pelo.
"Respira, cariño. Respira". Respiro hondo varias veces y me tranquilizo.
"No sé qué me pasa, Lewis. Ya no puedo dormir. Me duele todo. Quiero decir que emocionalmente me duele todo".
"Skyler". Me trae contra su lado, envolviéndome con sus brazos en un capullo protector. Me frota la espalda.
"Tú estás bien. Todo el mundo se pone así. Apóyate en mí. Yo te apoyo. Relájate un poco. Estás muy tensa". No sé cuánto tiempo pasamos sentados así, pero pronto el té de mi taza se enfría y siento los ojos pesados.
"Te estás quedando dormida, ¿verdad? Asiento con la cabeza y, con los ojos encapuchados, veo que Lewis se levanta y me coge en brazos. Me lleva al dormitorio y me quita la ropa, dejándome en sujetador y ropa interior. Me envuelve en el edredón y se tumba a mi lado, atrayéndome contra él.
"Duerme, mi amor.
"Te quiero". Le susurro y, antes de dormirme, le oigo responderme,
"Yo también te quiero". Me despierto una hora y media después en una cama fría y vacía, pero me siento mucho mejor. Al oír correr la ducha, salgo de la cama y me desnudo antes de entrar en el cuarto de baño.
Lewis está en la ducha, de espaldas a mí. Abro la puerta y dejo que mis labios besen los tatuajes de su espalda. Presto especial atención a la cruz.
"Mmm, ¿alguien se encuentra mejor?" me pregunta. Me pongo de puntillas y le susurro al oído,
"Creo que ya estoy listo para relajarme. ¿Crees que podrías ayudarme?" Con un gruñido Lewis gira agarrándome y sujetándome a la pared de la ducha.
"Creo que puedo ayudarte con eso". Choca sus labios contra los míos y pronto todas mis emociones embotelladas no son más que un recuerdo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
