Los autos estaban listos para comenzar la carrera. Habían sido cuidadosamente revisados. Los pilotos se encontraban ansiosos pues esa era una carrera importante: se jugaría la final del campeonato mundial. El piloto del auto rojo se llamaba Charles...
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Me desperté en mi cama tumbada de lado con Lando detrás de mí abrazándome la cintura con el brazo. Cerré los ojos y me quedé tumbada con él unos minutos antes de levantarme. Me encantaba cuando me abrazaba y siempre olía tan bien. Hoy era el día en que todos íbamos a coger un vuelo a España. Miré a mi lado y me di cuenta de que Max no estaba allí. No me había despertado cuando se fue y me pregunté adónde se habría ido. Me aparté de Lando despacio y en silencio y cogí el móvil con cuidado de no despertarle. Había un mensaje de Max y mi corazón dio un pequeño respingo al abrirlo.
Max: He tenido una reunión temprano, volveré sobre las nueve y media con el desayuno para vosotros, bebés dormilones.
Yo: Tus bebés dormidos te echan de menos
Max: Te veías tan lindo durmiendo cuando me fui esta mañana, no quería irme.
Max fue muy dulce al hacernos saber dónde estaba. Era considerado y siempre tan amable conmigo. Lando también lo era. Tuve mucha suerte de tenerlos a los dos para mí sola y todavía me sorprende haber acabado con Max Verstappen y Lando Norris en mi cama. Eran las 9:15 de la mañana, así que Max no tardaría en volver. Dejé el teléfono y me volví a arrimar a Lando para que me rodeara con sus brazos. Mis movimientos le despertaron, se estiró y me abrazó con más fuerza. Me giré hacia él y le besé los dedos. Tenía el pelo castaño ondulado de tanto dormir y estaba muy guapo.
"Buenos días", murmuró Lando en voz baja y sonrió. Le devolví la sonrisa y se acercó para besarme.
"¿Has dormido bien? le pregunté peinando su pelo lentamente con mis dedos.
"He soñado contigo", dijo Lando. "Así que sí".
"Espero que haya sido un buen sueño", me reí y me senté en la cama.
"Nunca podría ser un mal sueño si tú estabas en él", dijo y puso su mano en la mía.
Lando se llevó la mano a la muñeca y empezó a desatar una pulsera de cuentas multicolores. Tenía dos y se quitó una. "Quiero que tengas esto. Uno de mis mecánicos, que falleció hace unos años, me regaló estas dos pulseras después de mi primera victoria en F2. Las diferentes cuentas significan cosas diferentes". Empezó a atármelo bien a la muñeca izquierda.
"¿Qué significa esta negra?" pregunté señalando la cuenta.
"Es de protección, te mantendrá a salvo cuando yo no esté. Esta naranja es de citrino y da buena suerte. No estoy segura de creer en todo eso, pero no hace daño". Lando me miró con sus brillantes ojos marrones. "Y ahora que los dos tenemos uno, también me recordará a ti". No tenía miedo de mostrarse vulnerable conmigo y eso era tan dulce. Sentí mariposas en el estómago cuando me miró.
"Nunca me lo quitaré", le dije mirándole a los ojos. Le besé en los labios y sonreí cuando bajé la vista hacia mi muñeca. Realmente no me lo iba a quitar nunca.
