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Max estaba increíblemente cabreado

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Max estaba increíblemente cabreado. Ella puede ver que irradia a través de cada pulgada de su cuerpo. Su sudoroso y musculoso novio piloto de carreras es ahora un furioso y sudoroso piloto de carreras. Que en sus ojos es posiblemente la versión más caliente de él y hace cosas a ella que ella simplemente no puede poner en palabras. Él no dice nada en el camino de regreso al hotel, ella lo conoce lo suficientemente bien como para saber que lo deje en paz hasta que esté listo. Ella no puede evitar mirarlo, la imagen de él haciendo pucheros mordiéndose el labio le atrae demasiado como para no hacerlo. Es cuando están en el ascensor volviendo a su habitación cuando él por fin se da cuenta de que la está mirando, y le dice bruscamente: "¿Qué?".

"Siento lo de hoy, Max. Pensaba que podría ayudarte como la última vez". Ella le mira tímidamente, la última vez no estaba tan enfadado y aun así ella acabó pasando la mejor noche de su vida. Se pasa la mano por el pelo y suspira profundamente: "No quiero hacerte daño. Estoy demasiado furioso". Las puertas del ascensor se abren y ella sale mirando por encima del hombro mientras lo hace, "¿Qué? Oh vamos, no es como si no hubieras disfrutado azotándome la última vez..."

Max la sigue por el pasillo, la empuja contra la pared y le sujeta las manos por encima de la cabeza. Se lanza a sus labios para darle un beso contundente, introduciéndole bruscamente la lengua en la boca. Le muerde los labios y le arranca un gemido ahogado. Cuando se separa un poco de ella, la mirada de lujuria de su rostro la deja sin aliento: "Max. Dormitorio. Tú dentro de mí. Ahora". Max se ríe: "No, cariño. Voy a tomar lo que quiero aquí mismo". Ella se queda sorprendida por sus palabras, tener a Max encima de ella en medio del pasillo del hotel Red Bull no era exactamente lo que tenía en mente. Pero eso no parece disuadir a Max, que reanuda sus feroces besos y le pone una mano en las muñecas para poder bajarle la otra por el cuerpo.

Ella gime de placer cuando Max le mete la mano por debajo del vestido y le susurra al oído: "En cuanto te vi con este vestido quise quitártelo". Presiona con sus dedos su empapado centro haciéndola chillar de placer mientras mece sus caderas contra las de ella, "No sabes lo cerca que estuve de inclinarte sobre mi coche y follarte hasta dejarte sin sentido". Ella gime con fuerza al oír sus palabras, la idea de que él la penetre con rabia por encima de su coche la tiene a punto de desmoronarse. Le mete los dedos por debajo de las bragas y se las baja por las piernas antes de metérselas en el bolsillo. Desesperada por que la arruine, le suplica: "Max, necesito que me hagas lo que quieras".

Le gruñe: "No te preocupes, princesa, eso es exactamente lo que pienso hacer". Mueve la boca por su cuello, mordisqueando su piel, y le mete un dedo hasta el fondo. Ella gime con fuerza mientras él añade otro. "¿Te diviertes, princesa? Siempre te gusta la idea de que te cojan". Max la lleva expertamente al límite, pero justo cuando está a punto de caer, retira los dedos. Ignorando los gemidos de protesta, se lame los dedos. "No te vas a correr hasta que yo lo diga".

Retira la mano de ella, la lleva al botón de su vaquero y lo abre. El corazón le da un vuelco cuando se da cuenta de que Max se los está bajando lo suficiente como para sacar de sus bóxers su longitud, ahora endurecida. Suelta un gemido ahogado, sin acabar de creerse lo que ve: "Max, no podemos". Él le sonríe: "Dijiste que hiciera lo que quisiera. Así que lo hago". Mientras le sube el vestido por la cintura, sus ojos la desafían a que lo detenga mientras se acerca a su entrada antes de penetrarla profundamente. Gimiendo ruidosamente, se agarra a sus musculosos brazos para mantenerse firme mientras él empieza a penetrarla. Cuando él le levanta las piernas y se las rodea por la cintura, ella no puede evitar gritar su nombre. Apoyando las manos en la pared junto a ella, Max continúa con su ritmo implacable, canalizando toda la rabia de su victoria perdida para hacerla caer en sus brazos. Siente el áspero roce de la pared contra su espalda a través de la fina tela de su vestido, y cada punzada de dolor aumenta su deseo por Max.

No tarda en sentir las sensaciones familiares y el calor de su orgasmo inminente. Está desesperada por correrse suplicándole: "Por favor, Max. Por favor". Él le dedica una sonrisa malvada: "No, cariño. No estoy listo para dejarte venir". Max la conoce lo suficiente como para saber exactamente qué hacer para llevarla rápidamente al punto de no retorno, pero no le da lo suficiente como para llevarla al límite. Sigue provocándola, disfrutando al oír sus súplicas desesperadas de cuánto lo necesita, de cuánto lo desea. Cuando ella enreda las manos en su pelo, gimiendo mientras él golpea repetidamente su punto dulce, él finalmente cambia sus embestidas a un ritmo más lento diseñado para seguir presionando sus caderas contra las de ella. Le rodea la espalda con los brazos y le pellizca el cuello antes de decirle: "Ven a por mí, cariño, como la buena chica que eres". Es todo lo que ella necesita para desmoronarse, con ondas expansivas que recorren su cuerpo mientras grita su nombre de nuevo.

Max sigue moviendo las caderas, persiguiendo su propia liberación. Sus embestidas siguen siendo tan violentas como antes, su duro ritmo alarga el placer que ella siente. Cuando su respiración se vuelve más irregular, ella sabe que está cerca. No tarda en correrse con un grito de caballo. Max recupera el aliento y la mantiene pegada a la pared. Sólo cuando oyen el ruido del ascensor y se dan cuenta de que alguien está a punto de entrar en el pasillo, Max se separa rápidamente de ella y le sonríe sucio. Sin molestarse siquiera en ordenar sus ropas, la levanta sobre su hombro, ignorando sus gritos de risa, antes de llevarla hacia su habitación. Es imposible que quienquiera que venga por el pasillo no les haya visto. Lo único que puede hacer es rezar para que quienquiera que sea no les haya reconocido o no se haya dado cuenta de lo que han estado haciendo para no estar vestidos del todo.

 Lo único que puede hacer es rezar para que quienquiera que sea no les haya reconocido o no se haya dado cuenta de lo que han estado haciendo para no estar vestidos del todo

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One Shots ft. F1 Driver'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora