Los autos estaban listos para comenzar la carrera. Habían sido cuidadosamente revisados. Los pilotos se encontraban ansiosos pues esa era una carrera importante: se jugaría la final del campeonato mundial. El piloto del auto rojo se llamaba Charles...
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Cuando Sebastián le dijo que la ayudaría, ella no esperaba encontrarse con una nota en alemán pegada a la puerta. La traduce y lee en voz alta: "Querida, bienvenida a tu búsqueda del tesoro. Sigue mis instrucciones y, si traduces correctamente, encontrarás tu recompensa". Sonríe, es tan propio de Seb hacer esto divertido. Lee la siguiente parte: "Ve a la chimenea y abrígate". Se dirige al salón y ve otra nota encima de una caja de fresas cubiertas de chocolate: "Siempre van bien con una bebida fría. Busca tu favorita para continuar". Cuando llega a la cocina, abre la nevera y ve una botella de champán con otra nota alrededor: "Has tenido un día largo, es el momento perfecto para ponerte algo más cómodo".
Se dirige a su dormitorio esperando encontrar allí a Seb, pero la habitación está vacía. En la cama hay un patito de goma sobre una bata de seda. Se ríe cuando ve el pato y se da cuenta de que lleva un casco y el número 5 pintado en el lateral. Hay otra nota: "Cuando no lleves nada más que seda, llévame a donde vivo". Se desnuda a toda prisa, se pone la bata y se dirige al cuarto de baño. Seb está sentado en el borde de la bañera sin más ropa que unos calzoncillos ajustados: "Hola, Schätzchen. Lo has hecho muy bien". Ella le rodea el cuello con los brazos y le da un beso lascivo. "Entonces, ¿dónde está mi recompensa?". Él sonríe: "Aún no has terminado". Le tiende otra nota por detrás: "Te queda una por hacer". Ella empieza a leer: "Lo último que tienes que hacer es dejar que tu piloto campeón favorito te haga sentir bien".
Nunca puede resistirse a la oportunidad de darle cuerda a Seb. Le sonríe: "¿Mi campeón favorito? ¿Dónde escondes a Lewis?". Seb le frunce el ceño, le quita las manos de la cintura y la ayuda a quitarse la bata. Las apoya sobre su piel desnuda. Le pregunta: "¿Es eso lo que crees que significa la nota?". Ella asiente. Él le golpea el culo juguetonamente: "Creo que tienes que volver a comprobarlo". Ella finge pensar: "Tienes razón. Es Kimi". Vuelve a golpearla con la mano, esta vez con más fuerza, haciéndola gemir de placer.
"Creo que tienes que leerlo otra vez. Como es debido". Empieza a acariciarla, pasando el dedo por su dolorido centro, provocándole escalofríos. "Esta vez lo tengo. Jenson". Seb mueve la mano hacia delante y le da una fuerte palmada en el clítoris. Ella se estremece, se agarra con fuerza a sus hombros y gime. "Seb, eres mi favorito. Siempre". La sucia sonrisa que le dedica la hace estremecerse descaradamente contra su mano: "Liebling, métete en la ducha y te daré todo lo que quieras".
Ella hace lo que le dice, mirando a Seb mientras se quita los calzoncillos y deja libre su polla, ahora dura. Entra en la cabina y abre el grifo. El agua se siente fresca en su piel caliente, la anticipación de lo que Seb tiene en mente la vuelve loca. Él aprieta sus cuerpos y reclama sus labios en un beso apasionado. Se besan descuidada y desesperadamente, dominados por la necesidad de estar juntos. Seb desliza la mano entre sus piernas y le mete un dedo hasta el fondo. El sonido de sus gemidos de placer contra su boca le anima a añadir más. Enrosca los dedos y siente cómo ella aprieta las caderas contra él, creando una gloriosa fricción contra su longitud.
Cuando ella lo envuelve con su mano, acariciándolo furiosamente al compás de sus movimientos, Seb gime y el deseo se apodera de él. No quiere terminar así, así que retira bruscamente los dedos, ignorando el gemido de protesta de ella. "Date la vuelta, Herzchen. Ella le da un último beso antes de girarse, apoyando las manos en la pared del cubículo y abriendo las piernas. Le pone la mano en la cintura y guía su miembro dentro de ella. Suaves y cortos empujones, combinados con lo mojada que está, hacen que no tarde mucho en penetrarla por completo. Hace una pausa para saborear la visión de ella bajo la cascada de agua, jadeando y gimiendo sin aliento su nombre. "Dime lo que quieres". Ella empuja descaradamente sus caderas hacia él: "Tú. Más fuerte. Más. Por favor".
Con las dos manos en la cintura de ella, él la penetra y la saca. Ella se mueve sin control, agarrando desesperadamente las baldosas mojadas. Seb es implacable y la penetra más profundamente con cada embestida, empujándola hacia el clímax. Seb sabe exactamente lo que ella quiere y necesita y cómo hacer que se rinda completamente a él. Cuando el calor familiar de su orgasmo se apodera de ella, grita de placer y se estremece al correrse. Seb sigue empujando violentamente, prolongando su éxtasis, y cuando siente que ella se aprieta alrededor de su polla palpitante, no puede aguantar más y se corre profundamente dentro de ella.
Seb la rodea por la cintura y la abraza con fuerza. Se quedan sin aliento, intentando bajar de su subidón. Seb se escabulle y la ayuda a salir de la ducha antes de envolverla en una toalla. La seca con ternura antes de tirar de ella hacia atrás. La ayuda a secarse con ternura antes de volver a estrecharla entre sus brazos. Ella le sonríe: "Gracias por ser mi profesor. No sabía que aprender alemán fuera tan divertido". Sus ojos brillan de deseo mientras empieza a tirar de ella hacia el dormitorio: "Esto es sólo la primera parte. Aún me queda mucho por enseñarte".
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