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Me desperté con una sonrisa en la cara

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Me desperté con una sonrisa en la cara. Miré la hora y me di cuenta de que sólo eran las 5.30 de la mañana. Aunque me sentía descansada, no quería despertar a Pierre levantándome. Sentía la piel caliente contra las sábanas y me di cuenta de que ya no había mantas entre nosotros. Pierre estaba ahora muy pegado a mi espalda. Sus labios se posaron en mi cuello, justo en el punto prohibido, tan sensible al tacto. Cada vez que respiraba, el aire de sus pulmones rozaba mi piel. Una de sus manos se posó en la base de mi estómago. Mi camiseta se había subido durante la noche y el calor de su mano descansaba allí, piel contra piel.

Por un momento, pude permitirme fingir. Fingir que Pierre me deseaba como yo a él. Fingir que vivíamos en un universo en el que yo tenía una oportunidad. Había llegado a la conclusión de que me deseaba (después de todo, era una persona muy sexual), pero había dejado muy claro que no le interesaba nada más allá de eso. Ahora mismo, me quité esos pensamientos de la cabeza y me acurruqué aún más contra él. Intenté memorizar la sensación de sus labios contra mi piel, deseando con todas mis fuerzas que aquello fuera algo más que un rollo de una sola vez, como estaba segura que sería si caía en la tentación.

Y maldita sea, la tentación iba en aumento, acercándome al borde de la locura cuanto más tiempo permanecía cerca de él.

Se movió ligeramente mientras dormía y gimió, aún en el limbo entre el sueño y la conciencia.

"Vuelve a dormirte", le dije, acariciando suavemente mi mano sobre la suya. "Todavía es muy temprano".

"Mm", respondió. Me besó el cuello y tarareó, apretando su entrepierna contra mí. Sentí su creciente erección en mi culo e inspiré con fuerza. No retrocedas, por el amor de todos los santos.

Me palpitaba furiosamente ahí abajo y me mordí la mano en un intento de contenerme. Aún estaba medio dormido y probablemente soñaba con otra persona-.

Me di cuenta de que estaba despierto cuando murmuró mi nombre. Me besó debajo de la oreja y movió la mano hacia mi cadera. Presionó ligeramente con la mano, como pidiendo permiso.

"Te deseo tanto", susurró en voz baja y ronca, y se me pasó.

Gemí al oír esas palabras y, antes de darme cuenta, me había dado la vuelta para mirarle. Su mirada hizo que un gemido involuntario escapara de mis labios. Tenía las pupilas dilatadas y me observaba como una bestia mira a su presa, hambriento y calculador. La parte sensata de mi cerebro cedió el control a mi cuerpo y se desconectó.

Apreté mis labios contra los suyos y su respuesta fue increíble. Me devolvió el beso al instante y nuestras respiraciones se entrecortaron, ambos tan envueltos en la lujuria que bien podríamos habernos convertido en animales.

Me tocó por todas partes, me besó, mordisqueó y lamió la piel en todos los lugares adecuados y no pude controlar los (muy embarazosos) ruidos que se me escapaban. La variación de mis sonidos parecía comunicarse con su boca y sus manos; realmente escuchaba mis reacciones como nadie lo había hecho antes.

One Shots ft. F1 Driver'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora