Los autos estaban listos para comenzar la carrera. Habían sido cuidadosamente revisados. Los pilotos se encontraban ansiosos pues esa era una carrera importante: se jugaría la final del campeonato mundial. El piloto del auto rojo se llamaba Charles...
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Acurrucada en el sofá en brazos de Charles viendo películas, ella no deja de notar que él mira el reloj repetidamente. Curiosa, se vuelve y le pregunta: "¿Estás mirando la hora por alguna razón?". Él responde con una brillante sonrisa: "Sí". Como no se explaya en su respuesta, ella le frunce el ceño: "¿No me vas a decir qué?". Le besa la mejilla y vuelve a sonreír: "Todavía no. Pronto". Charles vuelve a prestar atención a su reloj. Pasa un minuto y se vuelve hacia ella: "Esto es lo que estaba esperando. Hace exactamente seis meses, justo a esta hora, fue el momento exacto en que me enamoré de ti". Su sonrisa es contagiosa y ella no puede evitar devolverle la sonrisa: "¿Recuerdas el momento exacto?". Él asiente y ella se sorprende: "Sí, ¿cómo podría olvidar que conocí al amor de mi vida?". Es tan típico de Charles, tiene el don de hacerla sentir especial. Dándole un lánguido beso, le pregunta: "¿Y qué fue lo primero que pensaste aquella noche?". Observa como un rubor cubre sus mejillas haciéndole parecer aún más adorable que de costumbre. "Sinceramente Chéri. Lo mucho que quería llevarte a mi cama y no dejarte salir nunca".
Ella se ríe ante su sincera confesión antes de ponerse en pie y caminar hacia su dormitorio: "Me gusta mucho esta idea". Él no tarda en seguirla. En cuanto entra en la habitación, se pone la camiseta por encima de la cabeza y la tira a un lado. El brillo de sus ojos cuando se da cuenta de que ella ya está desnuda la hace estremecerse de deseo. "Ven aquí, mi amor, muéstrame exactamente cuánto me deseas". Charles se quita a toda prisa los pantalones y los calzoncillos y se sube a la cama junto a ella. La acerca, disfrutando de la sensación de su piel sobre la suya, mientras reclama sus labios en un dulce beso. Se pierden el uno en el otro, tomándose su tiempo para disfrutar juntos.
Al poco tiempo, los besos se acaloran y Charles le recorre el cuerpo con las manos, apoyándolas en el trasero. "Mon Chéri, lo eres todo para mí". Vuelve a besarla mientras le mete los dedos entre las piernas, acariciando con ternura su centro dolorido. Ella gime sin aliento su nombre contra sus labios, el sonido de su desesperación por él hace que su polla se endurezca por completo. Sintiéndole presionar insistentemente contra su cadera, ella se introduce entre los dos y rodea su polla con la mano. Mueve la muñeca, y cada movimiento hace gemir a Charles. Tiene la cara enrojecida, su habitual aspecto de niño inocente se retuerce de placer, y a ella le corre calor por las venas al saber que es por ella. Mientras lo acaricia, siente cómo se estremece sin control. Su cabeza cae en el hueco entre su cuello y su hombro, gimiendo ante la sensación que se extiende por todo su cuerpo. Cuando siente su respiración entrecortada, sabe que está a punto. Retira la mano y la mueve para acariciarle la cara. "Charles, te deseo ahora.
Él levanta la cabeza, con ojos intensos que la miran. La mirada de Charles está llena de amor y ella nunca se ha sentido tan segura como ahora entre sus brazos. Se desliza suavemente dentro de ella y se mueve muy despacio. Su ritmo no pretende llevarla al límite todavía, pero con lo íntimo que es entre ellos y lo amada que se siente, sabe que no tardará mucho en llegar al orgasmo. Charles le pasa los brazos por debajo de la espalda y la acerca aún más a él, sin dejar de mirarla. Ella deja escapar un gemido cuando él cambia el ángulo de sus embestidas. Él le dedica otra de esas sonrisas juveniles que le hacen palpitar el corazón. Pierde la noción de todo lo que la rodea, lo único que ve y siente es a Charles. Lo único que desea es que Charles la haga sentir tan bien como ahora. Cuando él empieza a moverse más rápido, ella sabe que él también está cerca y que desea esto tanto como ella. Mueve las caderas para seguir su ritmo, la urgencia de correrse se ha vuelto demasiado difícil de ignorar. Se mueven al unísono como si fueran uno solo, con el sonido de sus gemidos llenando el aire. Ella está desesperada por que él la haga estallar, cada parte de su cuerpo parece arder.
Le rodea con las piernas y sus embestidas se vuelven más descuidadas y erráticas, presionándola aún más contra el colchón. Mueve las caderas contra él cada vez que su pubis roza su clítoris y se estremece de placer. Cada movimiento que hacen contribuye a que el calor de su inminente orgasmo se extienda por ella. Una y otra vez, siente cómo él la penetra, cómo la mira intensamente, con los ojos oscuros de deseo y las mejillas sonrojadas. Charles se detiene un momento, el tiempo suficiente para mirarla a los ojos y decirle: "Te quiero mucho". Ella le da un beso cariñoso y responde: "Siempre te querré". Reanudando sus frenéticos empujones, ella sabe que Charles no tardará en hacerla caer rendida.
Mientras corren hacia su culminación, gimen sin aliento el nombre del otro mientras se derrumban juntos. Ella siente que se estremece de deseo mientras se deshace a su alrededor, gritando a través del orgasmo más satisfactorio que ha tenido jamás. Charles sigue penetrando su cuerpo flexible y agotado mientras su polla palpita y se corre dentro de ella. Deja de moverse y se desploma sobre ella. Le encanta sentir su peso sobre ella, su amor rodeándola. Siente su respiración agitada mientras intenta desesperadamente recuperarse del subidón. Él le sonríe de nuevo, le dirige esa mirada que hace que su corazón se derrita y desee que sigan juntos para siempre.
Por mucho que lo deseen, no pueden seguir así, así que Charles se separa de mala gana, se pone de lado y la rodea con los brazos. Ella se acurruca más contra él, apoyando la cabeza en su pecho y deslizando el brazo por su vientre. Mientras están tumbados juntos, Charles le acaricia la espalda con los dedos, trazando dibujos aleatorios sobre su piel. Ella lo mira: "Charles, definitivamente me gusta la idea de quedarme en la cama contigo el resto de mi vida". Él se ríe de sus palabras: "Haré todo lo posible para satisfacerte lo suficiente como para que te quedes". Se aparta de sus brazos y se sienta a horcajadas sobre sus caderas: "Creo que ahora debes continuar".
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