Si mi ánimo estaba por los suelos, mi cuerpo, por el contrario, había desbordaba energía.
Nunca había trabajado a ese ritmo hasta ahora. Ya no tenía reloj, pero estaba seguro de queminado mi trabajo con una hora de anticipación. Tomé un gran trago de agua de micantimplora. La mula había ya vuelto y estaba comiendo raíces. Chasqueé la lengua parahacerla avanzar hasta el segundo remolque y procedí a cargar la leña con ayuda de un ganchode carga. Cuando acabé, acaricié suavemente el cuello marrón del animal y decidí tomar undescanso para dar tiempo a que mi respiración y mi ritmo cardiaco se calmaran un poco.
Cerré los ojos y, concentrado en los sonidos del entorno, intenté disfrutar la sensación delos rayos del sol en mi cara. Pero la nieve seguía goteando a mi alrededor: de repente tuve laimpresión de que el bosque lloraba, y mi mente regresó a su tortuoso camino gris oscuro.Repasé mentalmente los últimos días de Lucía. Buscaba obsesivamente la manera demodificarlos.
¡Mátalo!, me había pedido ella y yo no la escuché. Concentrado en mantenerme a salvo ydeseoso de irme de ese lugar lo más pronto posible, ¡no había hecho nada, ni siquiera lo habíaintentado! Por más que me repetía que no era mi culpa, que no habría podido hacer nada, erainútil. Desde que la Víbora había matado a Lucía me sentía terriblemente culpable...
Habría podido escapar con ella.
Habría podido reunir a todos los que Séguin había lastimado y formar un ejército contra él.
Habría podido atemorizarlo, herirlo de alguna forma u otra, encontrar algo, lo que fuera paradetener a la Víbora, detenerlo antes de que...
¡Si, habría dado cualquier cosa con tal de volver atrás! Pero era imposible. Nadie podía regresaren el tiempo... Era demasiado tarde...
Una gota helada se estrelló en mi pómulo. Imaginé que el bosque, ya cansado de verme enese estado, me alentaba a llorar. Nada que hacer. Mis ojos estaban secos. Volví a abrirlos y vique muchas gotas caían de la punta de las ramas de los abetos.
El deshielo había empezado.
Muy pronto el hielo en los ríos se rompería brutalmente y daría pie a numerosasinundaciones cerca de las orillas. La nieve iba a desaparecer y el paisaje se renovaría.
Cada año era lo mismo.
El invierno moría y el bosque renacía.
Mas no para Lucía.
Lucía no resurgiría del hielo y, en mi corazón, ella iba a permanecer atrapada ahí porsiempre... Sansón tenía razón.
En tan solo unas tres semanas yo saldría de ese infierno paraencontrarme con Estela. Pero esto ya no me alegraba.
Ya no era una liberación.
Ya nada lo era...
A partir de aquella noche de aurora boreal, yo ya no era el mismo. A partir del deceso de Lucía,algo en mi había muerto.
– ¡Vamos! – dije en voz alta, golpeando mis muslos para estimularme.
Me trepé sobre el cargamento de leña y chasqueé la lengua para que la mula avanzara. Apesar de no sentir mi cuerpo, por el momento debía cumplir con mi trabajo.

ESTÁS LEYENDO
Lagrimas de Bosque
Teen FictionEsta historia no es mía todos los derechos a su autor en realidad le quiero dar popularidad aquí a la autora Nathalie Bernard la verdad esta historia me encanto bástate espero que les guste. Jonás acaba de cumplir dieciséis años, lo que significa qu...