D - (¿?)

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Cuando abrí los ojos en la oscuridad percibí un silencio ensordecedor y en seguida, por dentro,el sonido de mi corazón latía en mis sienes. Sentí la manta rasposa sobre mí y eché la manohacia atrás de mi cabeza para palpar los barrotes de mi cama. A pesar de sentir el frío del metalen mis dedos, tuve la impresión de que algo andaba mal.

Mientras intentaba reconocer algunos puntos de referencia, mentalmente regresé al taller enel bosque. Después de haberme derrumbado en el suelo, no recordaba nada más. Por másesfuerzos que hacía por concentrarme, no tenía idea de cómo había vuelto al internado...

¡El olor!

No era ese remanente de cera que aplicábamos en el piso de nuestro dormitorio una vez a lasemana.

En lugar de eso, olía a polvo, o más bien a una mezcla de polvo y humedad. Paré la oreja,inquieto.

Ni un solo ronquido, ni una sola respiración.

Se me aceleró el corazón y con trabajos pude respirar.

Parpadeé en la oscuridad intentando distinguir las camas de mis compañeros.

Fue en vano.

La opacidad nocturna lo cubría todo como esa brea espesa con la que los blancos cubren latierra. Habría preferido no enterarme de dónde estaba, olvidar esos momentos que habíatratado de refundir muy lejos en mi recuerdo... Pero de pronto un aullido rasgó la noche, supeque venía de arriba y esto me reveló mi posición geográfica.

¡Estoy en el calabozo!, admití finalmente y sentí que mi cuerpo entero se encogía.

Conocía el lugar por haber estado ahí por la fuerza anteriormente: en ese entonces creímorir; y cuando salí me tomó tres días tolerar la luz y volver a caminar normalmente... Sentípánico al recordar esa terrible estancia y también tuve ganas de aullar. Pero mi sangre no sehabía limpiado del veneno del alcohol y de nuevo dejé caer mi cabeza pesada en el colchónhúmedo, El sueño me atrapó y me hizo viajar hacia las riberas oscuras de unas violentaspesadillas.

Lucia me sonríe. Es una sonrisa brillante. Parece una de esas santas de la religión católica. Lucía pasajunto a mí y me pone un papel en la mano. Después ella entra en el confesionario, pero mi miradatraspasa la madera. Puedo ver lo que sucede ahí dentro.

Veo...

La Víbora jala la empuñadura del bastón y saca de ahí un puñal con el que talla los labios de Lucíapara quitarle su sonrisa. Siento un vacío en el pecho y miro cómo la sangre escurre de su boca sin poderhacer nada. Pues yo estoy allí sin estar, paralizado, como ausente. Soy una especie de fantasma, presentepero impotente.

Entonces abro la mano y despliego el papel que me entregó Lucía.

Hay una palabra escrita con letras mayúsculas:

"MÁTALO".  

Lagrimas de BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora